La precariedad laboral de los jóvenes deja tasas de emancipación muy tardías y les convierte en una "generación dependiente"
Muchos siguen recibiendo ayudas de sus padres incluso tras dejar el hogar familiar
La precariedad laboral convierte a los jóvenes en una generación dependiente | La pizarra de Javier Ruiz
Madrid
Uno de cada tres padres está todavía ayudando a sus hijos a llegar a fin de mes en el último año. Según los datos de la Fundación BBVA, el 37% de los padres de más de 60 años todavía hacen una de estas tres cosas:
- Hacerles la compra.
- Pagarles luz, agua o combustible.
- Lo que se llaman "pagos informales", es decir, pasarles dinero.
Los datos de BBVA dibujan claramente que las redes familiares informales se han hecho más necesarias. Dos de cada tres mayores de 60 años dicen que está dando más ayudas a sus hijos que las que recibieron de sus padres. Es la medida de que se ha precarizado la situación de los más jóvenes.
La SER ha tenido acceso al informe del Observatorio de emancipación del consejo de la juventud de España
De hecho, esas redes no se quedan sólo en el día a día, son imprescindibles para conseguir cosas como esa "emancipación". El 51% de los padres dice haber ayudado económicamente a sus hijos para salir de casa, en la mayoría de los casos pagando algo de la nueva vivienda o el alquiler. Y las nuevas redes se extienden incluso a los tíos sin hijos a ayudar a sus sobrinos (en torno a un 18% de ellos lo hace).
Conclusión, el BBVA dibuja una generación que es la más preparada, la más formada y también la más dependiente de la generación anterior.
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Brecha de desigualdad
El resultado no es sólo una generación más dependiente. Esta "precariedad juvenil" nos está dejando una brecha de desigualdad entre jóvenes y mayores. Hay dos elementos que separan a los más mayores de los más jóvenes:
- ¿Cuánto suben sus salarios? Los pensionistas consiguen revalorizar sus pensiones con el IPC, es decir, no se empobrecen. Los jóvenes, con los trabajos más precarios, sí.
- ¿Qué activos tiene cada uno? Los más mayores tienen viviendas, los más jóvenes no sueñan ni con alquilarla. Es importante ese factor porque en nuestro país, la revalorización de la vivienda explica el 74% de la riqueza acumulada (del efecto riqueza) frente a países como Alemania donde apenas es el 23%. Así que quienes tienen vivienda (los mayores) se separan cada vez más de los más jóvenes.
Esta diferencia generacional –subrayada por la Fundación AFI Emilio Ontiveros– no se refleja sólo en que los jóvenes tardan más en emanciparse. Tiene todo tipo de implicaciones económicas y sociales:
- Financiera: Explica por qué los jóvenes tienen menores tasas de ahorro. Es preocupante para el futuro eso, una generación que no consigue ahorrar.
- Laboral: Semejante precariedad resulta en menos compromiso con el trabajo. La cuestión es si los jóvenes se comprometen menos o si ven menos futuro en sus empleos.
- Social: Se frena la movilidad. Los jóvenes tardan más en acceder a la riqueza y los mayores tardan más en irse y en ceder terreno. Hace 25 años el pico de la riqueza de una persona se tocaba entre los 55 y los 64 años. Ahora se toca entre los 65 y 75 años. Hay un tapón generacional también.
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El resultado es el de una generación "más dependiente" y más precaria pero en la que estamos sembrando mil problemas financieros, laborales y sociales mañana y pasado mañana.