Dos pulmones nuevos para un ciclista: la historia de Pedro y el 'milagro' de los trasplantes en España

La ministra de Sanidad, Mónica García, ha presentado el balance de trasplantes y donaciones de la organización de 2023. Y un año más alcanza máximos históricos. De hecho, consigue mejores cifras, incluso, que antes de la pandemia. El dato es doble récord: por un lado, 5.861 trasplantes en distintos hospitales españoles, la cifra más alta de la historia. Y, a la vez, esos trasplantes han sido facilitados por 2.500 donantes y sus familias que han contribuido con sus órganos a dar una nueva vida a miles de personas.

El viaje de un corazón para volver a latir

El número de donantes vivos también ha crecido de manera muy importante. Son, sobre todo, donantes de riñón. El donante más longevo tenía 92 años pero la edad media de las donaciones suele ser de personas mayores de 60 años. El donante tipo es una persona que ha fallecido en un accidente cerebro vascular y apenas un 5% provienen de accidentes de tráfico. Cantabria, Navarra y Murcia son las comunidades con más donantes. La colaboración entre comunidades autónomas también sigue funcionando y cada vez se hacen más trasplantes en los que varias administraciones autonómicas están involucradas. Los españoles son, según ha dicho la ministra García, "los ciudadanos del mundo que más posibilidades tienen de recibir un trasplante debido a la fortaleza de nuestro sistema".

El proceso para "explicar a las familias del fallecido que pueden contribuir al programa nacional de donaciones es muy complejo pero cada vez hay más gente concienciada con esto", explican fuentes de la ONT.

Del quirófano a la bici: el caso de Pedro

La magnitud de estos datos solo se entiende escuchando pequeñas historias que encierran. Por ejemplo, la de Pedro. Un joven de 44 años que, desde este verano, vive con —así los llama— "pulmones nuevos" gracias a un trasplante en el Hospital de la Fe de valencia. No conoce a su donante, como ninguno de los trasplantados españoles, pero empieza su charla con la SER lanzándole a él/ella y su familia un "gracias, enorme y sincero por darme una nueva vida".

Pedro siempre había sido ciclista pero debido a una enfermedad "que ya es sólo un triste recuerdo del pasado", sufrió un gran deterioro que le hizo pasar mucho tiempo en el dique seco. Ahora, tras el trasplante es "otra persona, una persona nueva". Casi desde el inicio de la recuperación, apenas unas semanas después de salir del hospital, ha vuelto a pedalear por las carreteras sintiéndose "libre y fuerte de nuevo". "El primer día (de nuevo sobre la bici) no me lo creía", dice. "Fue una sensación increíble, asegura. Y desde entonces ha vuelto a sentirse ciclista. Ahora toca recuperar la musculatura perdida en todo este tiempo parado. Pero lo que se ha perdido, lo va a recuperar: "el primer día que salí, al volver, ya estaba pensando en volver a salir al día siguiente", nos confiesa con una sonrisa.

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El camino hasta la operación

Para llegar hasta ese primer día en bicicleta, Pedro no lo ha tenido fácil. Primero vivió el deterioro de su enfermedad, lo que le dejó parado totalmente, "enfermo y sin poder hacer nada", cuenta. Después, "una lista de espera más complicada de lo habitual" porque su sangre era "especial", explica, "por la presencia de una proteína concreta que el donante tenía que tener también o no era compatible".

Eso provocó una espera de 26 meses desde que se apuntó a la lista de espera para recibir una donación. Le dio miedo pensar que no lo conseguiría y cada vez que acudía a su revisión con la médico que le atendía le preguntaba: "¿Os habéis olvidado de mí?".

Llegó la primera llamada. Acudió al hospital "muy nervioso" pero cuando llegó, cuando ya estaba en la puerta del centro, le llamaron para decirle que no era compatible. "Fue un chasco, pero lo superamos". señala. Luego llegó una segunda llamada, y una tercera. Se empezó a impacientar y, además, comprobaba "poco a poco cómo se iba deteriorando su salud", cuenta.

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Y luego llegó la definitiva: "Me llamaron por la noche. Cogí el teléfono y me dijeron que era la buena". Asegura que preguntó, después de los chascos anteriores, "si era seguro". Y entonces le dijeron "sí, Pedro, esta es la buena. Vente (al hospital) que esta es para ti". Dice que sintió una enorme alegría y que esta vez acudió al centro médico "mucho más tranquilo porque ya tenía experiencia".

Luego vino la operación, todo salió bien y en menos de 48 horas, cuenta, "me levantaron de la cama y me dijeron que cuanto más anduviese, antes me recuperaría". Y vaya si lo hizo. Cuenta que el primer día, por los pasillos del Hospital de la Fe de Valencia, recorrió 3 kilómetros de distancia. "Desde ese día no he parado de mejorar, y cada día estoy, en mi nueva vida, un poco mejor", termina.