Un investigador del CSIC: "Si no ajustamos el ritmo del uso del agua, nos topamos con límites planetarios"
Fernando Valladares, profesor de ecología en la Universidad Rey Juan Carlos, advierte del "gran disparate" en el uso del agua
La Entrevista | Fernando Valladares
07:07
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Madrid
La emergencia por sequía decretada por la Generalitat de Cataluña en la cuenca del Ter-Llobregat implica que más de 200 municipios se encuentran en el nivel máximo de alerta por "la peor sequía del último siglo". El 80% de la población de Cataluña, incluida toda Barcelona, va a afrontar restricciones en el uso de agua a partir de mañana. Fernando Valladares, investigador del CSIC y profesor de ecología de la Universidad Rey Juan Carlos, da en Hora 25 las claves de esta problemática que en el presente más inmediato sufre Cataluña, pero que no es una excepción en España.
¿Qué está pasando en Cataluña?
Es en el fondo el resultado de una operación aritmética muy sencilla que todos van a entender. El agua que tenemos es el agua que cae menos la que gastamos y en la que gastamos no nos hemos dado cuenta el gran disparate que llevamos décadas haciendo. De hecho, propondría que pusiéramos el mundo del derecho, porque de momento el mundo está del revés. Fijaros que habéis arrancado el programa hablando sobre la preocupación en la economía de las restricciones hídricas en Cataluña. Pero si es justo al revés, si son las implicaciones de la economía en el cambio climático y en el uso del agua lo que nos ha traído aquí. Y ahora nos estamos preocupando por el dedo que señala la luna, que es '¿Qué consecuencias tendrán en la economía?' Realmente lo que menos nos tendría que preocupar es la economía.
¿El resto de España se tiene que preparar para situaciones similares? ¿O es algo circunstancial de Cataluña?
Si miramos un poco la hemeroteca de los últimos años, la situación de Cataluña no es, por desgracia, una excepción. Tenemos el norte de Andalucía en mayo del año pasado, el norte de Córdoba, muchas regiones de Andalucía tenían unas fortísimas restricciones en el uso del agua. Resulta que cuando vamos a necesitar o echamos mano del agua, los embalses están al 6% o al 10%. Pero el agua, un agua de las más valiosas pero invisibles, que es el agua del subsuelo, la hemos dilapidado silenciosamente y cuando se va a echar mano de ella, como es el caso de Cataluña, una parte muy importante, casi la mitad, está contaminada con nitratos y con lo cual es inservible de entrada. Y estos son los resultados de tener el mundo del revés y yo lo que propongo es que lo pongamos del derecho.
Llegados a este punto, ¿qué se puede hacer?
Hay muchas cosas que hacer. Lo primero es hablar más claro del origen de la sequía. Y por supuesto que el cambio climático, la aridez creciente, cada vez los años son más cálidos y más secos, la demanda evapora y la demanda de consumo crece por la temperatura y en muchas regiones secas, como es la región mediterránea, pues está lloviendo menos. Esta es la situación del marco. Pero ante esa situación llevamos 50 años que no paramos de incrementar el uso per cápita de agua y tenemos actividades recreativas industriales, tenemos regadío de plantas que soportan la sequía pero que al regarlas se vuelven más productivas. Hablar de esto con esta claridad, decir que nosotros hemos generado el problema, por lo tanto, la parte esperanzadora es que nosotros lo podemos arreglar. La solución está en nosotros. Pero hablando mucho más claro de lo que hablamos.
Pensar que se va a arreglar la economía de forma mágica a esta altura del partido no es propio del siglo XXI. Eso sería, pues a lo mejor en la Edad Media. Ahora, si queremos una economía saneada, lo que tenemos es que cambiar nuestra relación con la naturaleza y con los recursos naturales y ver a qué ritmo se repone el agua en los acuíferos, a qué ritmo en los escenarios de cambio climático estamos teniendo las precipitaciones y ajustarnos a eso, porque hacer lo contrario nos lleva de pronto a estos topetazos con los límites planetarios, que así los define la ciencia, que son condiciones físicas, químicas, biológicas, que son necesarias que tengan lugar para que la especie humana tenga sitio. Porque somos una especie muy exigente.
¿Somos más conscientes que antes del problema del agua que llevan años advirtiendo los expertos?
Yo diría que nunca es tarde si la dicha es buena, es decir, siempre se está a tiempo para algo que es otra de las famosas preguntas que nos rondan en la cabeza. ¿Es demasiado tarde? Bueno, es tarde para unas cosas, pero si nos damos realmente cuenta de que no tenemos que poner la economía por delante de todo, sino que tenemos que poner a las personas, a la naturaleza, a las leyes de la física, a la biología por delante y la economía que vaya detrás. Llevamos 40, 50 años de tradición científica, técnica, incluso de acuerdos internacionales apuntan en esta dirección. Si hemos tardado 50, 60 años en darnos cuenta, bueno, mejor eso que nunca. Entendamos que no es lo que nos pasa una tragedia, sino es una oportunidad de poner el mundo del derecho.
¿Cuál es la zona más crítica de España? ¿Es el sur?
Claro, es que, como decía, es la aritmética del agua. No es solo lo que llueve, sino lo que se gasta. Y en el caso concreto, por ejemplo, de la región catalana, los ríos son de corto recorrido, salvo el Ebro. Y este corto recorrido de los ríos da poco margen para, por ejemplo, embalses. Entonces, sobre la sobre la meteorología tienes que tener en cuenta la geografía, la topografía. Aparte de los usos tradicionales. Indudablemente las zonas ya muy áridas como Murcia, Almería o Alicante, ya están ahí, en números rojos hídricos. De hecho tenemos otro de los grandísimos disparates aceptados y casi normalizados, que es un trasvase. Un trasvase del Tajo al Segura cuando el Tajo no lleva caudal ecológico en buena parte de su recorrido y el caudal ecológico, recordémoslo una vez más, es la cantidad de agua que es necesaria que tenga un río para que cumpla sus funciones, entre otras, satisfacer las necesidades humanas.
Eso a algunos les parece que es una cuestión secundaria y entonces hay que trasvasar agua a un río como el Segura para abastecer la huerta de Europa. Cuando damos una clase a los niños más pequeños y les contamos que la huerta de Europa se sitúa en un desierto, los niños se te quedan mirando como si estuvieras hablando de un imposible. ¿Cómo es posible? Y digo pues con con esta gran locura que en su día fue una obra de ingeniería admirable pero que hoy en día es un auténtico tiro en el pie, que es quitarle agua a un río que no tiene para dársela a otra que todavía tiene menos, cuando lo que habría que hacer es gestionar el agua de una forma integrada, armoniosa y sobre todo, responsable con los límites planetarios, con la disponibilidad de agua y que los escenarios de cambio climático, por desgracia, no nos están ayudando y no nos van a ayudar en el corto plazo.
Víctor Olazábal
Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...