Assange vuelve a enfrentarse a su extradición a EEUU
Amnistía Internacional advierte de las violaciones de derechos humanos a las que se enfrentaría Assange si es extraditado y del efecto disuasorio sobre la libertad de prensa
El periplo de Julian Assange por los tribunales británicos está llegando a su final, pero el periodista y activista fundador de Wikileaks se enfrenta a una última batalla legal que decidirá sobre su extradición a Estados Unidos, donde está acusado de 18 cargos por los que podría estar en la cárcel 175 años. El Tribunal Superior de Londres debe decidir en los próximos días si admite o no la última apelación de Assange para evitar ser extraditado.
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La decisión se espera con “máxima expectación”, según Olatz Cacho, responsable del trabajo sobre Estados Unidos de Amnistía Internacional (AI) en España. “Si dice que sí, significa que tiene una oportunidad de seguir el cauce judicial británico y aterrizaría en lo último, que sería el Tribunal Supremo. Y si dice que no, se cierran todas las vías en los tribunales del Reino Unido y Assange tendría que recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, explica.
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Es una de las últimas ventanas de oportunidad del hacker australiano, detenido en Reino Unido en 2019 a petición de EE.UU. por un “delito informático” después de siete años encerrado en la embajada de Ecuador en Londres, donde solicitó asilo político tras ser reclamado por la justicia sueca por supuesta violación y abusos sexuales. Según Cacho, estamos ante un peligro real de que Assange sea extraditado a Estados Unidos”. Si esto ocurre, deberá responder por las filtraciones de WikiLeaks en 2010 sobre las guerras de Afganistán e Irak.
La campaña para evitarlo es enorme y va desde las redes sociales a los parlamentos. Cacho recuerda que incluso el parlamento australiano ha pedido oficialmente que permitan al activista volver a su país natal. En los próximos días están previstas varias movilizaciones en apoyo a Assange en distintas ciudades europeas. Esto hace ser optimistas a organizaciones de lucha por los derechos humanos como Amnistía Internacional, desde donde defienden que los cargos impuestos a Assange “no deberían existir”, porque el periodista estaba “en el ejercicio de su libertad de prensa, ha revelado una información de interés internacional incluyendo abusos a los derechos humanos cometidos por el gobierno de Estados Unidos, y nosotros estamos en nuestro perfecto derecho de recibir esa información, valorarla y criticar al Gobierno estadounidense”, subraya Cacho.
La portavoz de AI cuenta que Assange se encuentra “en una situación muy delicada de salud mental, muy comprensiblemente, por todo el periplo que ha sufrido”. Olatz Cacho considera que el suyo es un “caso emblemático en lo que se refiere a libertad de prensa y expresión”, con una “clara motivación política”, y que podría llevar a editores y periodistas de medios de comunicación de todo el mundo a “autocensurarse por miedo a ser procesados”. Por eso AI exige, de un lado a EE.UU. que retire los cargos de espionaje y, de otro, a las autoridades británicas “que recuerden que es ilegal internacionalmente enviar a una persona a un país en el que se sabe que existe un riesgo real de que sufra graves violaciones de derechos humanos”.