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Berlinale 2024 | 'La hojarasca', la ópera prima de Macu Machín con volcanes y familias en ebullición

Machu Machín debuta en la Berlinale con esta historia de silencios y volcanes donde la familia y el reparto de las tierras centra el conflicto y donde ha contado con sus tías y su madre como protagonistas del filme

Fotograma de 'La Hojarasca' / CEDIDA

Berlín

Hay conflictos latentes en toda familia, por muy bien avenida que sea. Conflictos que están ahí enterrados, callados, silenciados, y que un día explotan y sacan todo al exterior, como la lava de un volcán que regurgita y sale para afuera. A veces la explosión es controlada. Otras, la explosión arrastra todo a su paso, lo bueno y lo malo. La Hojarasca propone seguir a tres hermanas que a penas discuten, a penas hablan, en su día a día en un pueblo perdido al noroeste de La Palma, pero donde los conflictos aunque no se nombren también existen. Una propuesta que hibrida documental y ficción y para la que su directora, la canaria Macu Machín, ha filmado a sus tías y a su madre en el que es su debut, que presenta en la sección Forum de Berlinale.

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"La historia está basada en cosas que suceden en las familias. Estas dificultades de ordenar las herencias. Y como yo sabía, desde hacía muchos años, que este era un tema tabú y no había manera de desenredar ese nudo, tenía ganas de hacer una película con eso, como si se pudiera facilitar la tarea con la película", explica la directora en una entrevista en la Cadena SER. En realidad, decidió rodar el filme cuando sus tías y su madre, las tres protagonistas de La hojarasca, ya habían solucionado sus conflictos, por lo que la mezcla entre ficción y documental, es la base para contar esta historia íntima y universal. "Todo va más allá de que haya momentos de ficción y momentos de documental, porque me parece que son todo momentos verdaderos, Todas las escenas, al final, tienen cosas propias de ellas, de sus miradas, sus gestos, sus respuestas", explica Machín sobre cómo ha trabajado con estas mujeres a las que el cine no suele dedicar espacio y a quienes sigue con la cámara de cerca.

Macu Machín, responsable de cortometrajes como Geometría de invierno, El mar inmóvil o Quemar las naves, nos lleva a Puntagorda, un lugar perdido donde funcionan unas reglas propias y donde los silencios y los fantasmas habitan de la misma manera que los hierbajos van ganando terreno. Carmen vive sola, quitando las malas hierbas con la hoz. En ese lugar casi deshabitado entró el equipo de rodaje, que tenía que ser pequeño, de unas diez personas. !A mí me pareció un equipo enorme, pero es cierto que para un rodaje de una ficción eso no es nada. Era raro ver a todos ellos en la huerta, en la casa, en la cocina de mi tía". Con ese respeto por la naturaleza y por la historia que había que contar, trascurrió el rodaje de una película que habla de la existencia solitaria, de los lazos familiares y de los conflictos que quedan y se enquistan. Una de las hermanas decidió emigrar a la gran ciudad, otra se quedó en el lugar donde nacieron y pasaron la infancia. En un momento concreto, las mujeres se encuentran allá para solucionar un pequeño gran conflicto, qué hacer con las herencia de unas tierras que las mantenido distanciadas durante cuarenta años. En ese viaje, va también la propia directora del filme que se propone retratar el encuentro entre la madre y la tía, y descubrir eso tan encallado entre ellas.

La película entrelaza la fuerza de la familia con la fuerza de esa naturaleza que rige en el lugar. El volcán que estalla, mientras estalla el conflicto entre las hermanas. El frío y la lluvia que hacen desapacible la vida en ese campo, lo sobrenatural como algo inherente a la vida. Pues una de las razones de esa disputa por la tierra viene de ahí, del regalo que el abuelo de estas mujeres obtuvo de las ánimas. Algo que pesa en las tres hermanas, Carmen Machín, Elsa Machín y Maura Pérez. Los cuidados, la infancia, el pasado, los conflictos familiares son los temas en los que ahonda la directora, evitando el costumbrismo y lanzándose a la rudeza del mundo. "Siempre ha habido un deseo, desde incluso mis cortos, de trabajar lo periférico. Soy de una isla y la mirada periférica es natural. Pero también viví en ciudades grandes durante mucho tiempo. Tenía muchas ganas de regresar a las islas y contar cosas desde ahí, desde ese lugar tan pequeñito donde pueden suceder cosas universales que nos toquen a todos. Quería contar una historia de lo que más conozco las mujeres rurales, las mujeres de mi familia y colocar lo periférico en el centro", incide la directora desde Berlín, donde ha venido precisamente con su madre, actriz de la película.

La hojarasca es también una película sobre fantasmas en la que el misterio y el suspense mantienen al espectador hasta saber cómo se resolverá el conflicto entre las hermanas que representan dos ideas de cómo vivir en el mundo y que conectan con las vivencias de muchas familias en los entornos rurales del resto del país. La España vaciada de gente, se llena de mitos y la directora revisa además el rol de lo femenino en el mundo rural, poniendo también énfasis en el cuidado de personas enfermas.

"El concepto de herencia es una palabra polisémica. Heredamos conflictos. Al final, no solo heredamos cosas materiales, también muchas cosas enquistadas que no entendemos, que surgen de repente cuando hay que poner en orden las cosas. Creo que es algo que que define las relaciones familiares ancestrales. En el caso de esta película, esa herencia es simbólica, pues las tierras no valen nada, es una huerta abandonada, pero el conflicto está ahí, está enquistado desde hace varias generaciones". Una tierra que no vale nada y que nadie sabe muy bien donde empieza y donde acaba, en una especie de enjuiciamiento a eso de las fronteras que parecen dividir países, ciudades, mundos, pueblos y personas y que no tienen ninguna base sensata. "Es una idea abstracta la de frontera, en realidad lo marca donde uno decide poner la piedrita, porque los lindes son una idea absurda".

La película aborda también una cuestión sobre las raíces, la tierra y sobre la identidad. Cuando Canarias tiene una imagen determinada, ligada al turismo, Macu Machín nos muestra otro paisaje, que afecta a la manera de vivir y de ser de sus habitantes, estas mujeres que tienen dificultades para expresar sus sentimientos más íntimos al relacionarse con el mundo que las rodea. La dura vida en el campo los hizo endurecerse y la incomunicación se convierte en un mal endémico para esta familia y sus mujeres. "Los canarios que estamos haciendo queriendo hacer cine allí, no puedo hablar en nombre de todos, pero creo que tenemos una sensibilidad, un deseo de de descolonizar esa mirada sobre nosotros mismos y sobre el territorio. Muchas veces sí es una mirada colonial de interpretar el papel que se nos ha dado desde la metrópoli, esa idea de que vivimos en un paraíso, que es en realidad un paraíso inventado. Debajo de eso hay tensiones entre los habitantes y el territorio, Hay problemas ecológicos, medioambientales, sociales, que surgen de vivir en un lugar tan frágil y aislado".

Esos conflictos que emergen en el seno de esta familia de tres mujeres emergen también en los confines de la tierra, con la erupción de un volcán. Algo que más allá de lo metafórico fue real, pues durante el rodaje estalló el volcán de La Palma. "Nos pilló a medio medio del proceso de rodaje, pero no me sorprendió, en el sentido de que ya habíamos iniciado un trabajo en esa línea desde el guión, que la naturaleza iba a despertar. Yo no me imaginé que iba a despertar de esa manera. La naturaleza es la cuarta protagonista de la película", reconoce la directora.

En los últimos 10 años El Viaje Films ha producido 10 largometrajes que se han estrenado en prestigiosos festivales internacionales como la Berlinale, Venecia, San Sebastián o Locarno. Con La hojarasca es la tercera vez que una producción de la compañía se estrena en Berlinale Forum. Un debut prometedor que convence por su forma de llegar con la cámara a la intimidad familiar, sabiendo cuando retirarse y qué distancia es la adecuada para contar una historia universal, pero que tiene una idiosincrasia propia.

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...