Ábalos deja al PSOE muy lastimado y lo hace queriendo

Desde Sevilla hacemos este 28-F, Día de Andalucía, este Hoy por Hoy que viene cargado de lo peor de la política. Porque hoy resuenan los ecos y se tiene que explicar el relato de la expulsión de José Luis Ábalos del PSOE al negarse a abandonar su escaño. Todo un pulso a un líder, Pedro Sánchez, a quien Ábalos ayudó de manera determinante a aupar y al que ahora desafía dejando su autoridad dentro del partido seriamente tocada.

Ábalos pasa al grupo mixto, ya fuera del partido, en un momento de seria debilidad socialista y con la oposición sobreactuando de una manera que solo se entiende por las serias crisis de amnesia que tiene a menudo. Por eso les decía que hoy nos toca hablar y analizar lo peor de la política. Ábalos no quiso entender el porqué se le reclaman responsabilidades políticas, en realidad no es que no quisiera, alguien que ha ocupado la responsabilidad de secretario de organización de un partido sabe, de todas todas, lo que es eso de las responsabilidades políticas. Ayer, por lo que fuera, no le interesó entenderlo, y con ese comportamiento deja a su partido muy lastimado. Y lo hace queriendo, lo que se llama morir matando.

Quiso dar pena Ábalos en una comparecencia ensayada y declamada: "Mi partido no me deja explicarme". Pero ayer Ábalos tuvo la oportunidad y no lo hizo, porque ni siquiera aceptó preguntas, y se quedaron muchas en el aire, todas relacionadas con la contratación de su hombre de confianza y su carrera meteórica a su lado que le llevó incluso a los consejos de Renfe y de Puertos del Estado, es por eso por lo que se le piden responsabilidades y en eso toda la responsabilidad es suya.

Ahora, deja al PSOE con un diputado menos y con la autoridad de Pedro Sánchez cuestionada, todo un torpedo en la línea de flotación socialista cuando el PSOE intenta navegar en aguas demasiado revueltas, tras el batacazo en las autonómicas gallegas y con la cuenta atrás para negociar la ley de amnistía con los independentistas de Junts. En una hora empieza la sesión de control al gobierno en el Congreso y para el PSOE se puede convertir en un calvario.