Pagar en efectivo

Galicia

El dinero en efectivo es un exceso de realismo. Pasó de resultar inevitable a volverse una brutalidad. Hasta su forma de abultar en los bolsillos remite a la barbarie. Hay algo en el cash, en su exhibición, que te agrede, como cuando ves a alguien escupir por la calle. Quizás forme parte del conjunto de millones de cosas ante las que nuestra extrema sensibilidad se sobrecoge. Nos acostumbramos a su faceta invisible, pasando de unas manos a otras a través de tarjetas, bizums, transferencias. A su manera, el cash es pura violencia visual. Hace tiempo que conspiramos a favor de su abandono. El mundo nos ha preparado para no tener que ver un billete durante días. Imagino que para Koldo García y su banda no ha debido de ser plato de gusto acumular patrimonio a base precisamente de billetes, y billetes y más billetes. Porque esa es otra: a nadie le gusta ganar dinero a espuertas. Desgraciadamente, uno se pasa la vida haciendo cosas desagradables para existir. No quisiera estar en el pellejo de alguien que, de la noche a la mañana, halla la fórmula para tener los cajones llenos de dinero en efectivo. Hay tantas cosas espantosas que se pueden hacer con billetes. Me pregunto si cuando tienes muchos acabas familiarizándote con ellos al punto de no necesitar tarjetas de crédito. Yo ya empiezo a sentirme un chiflado cuando pago la baguette con monedas. Por suerte para mí, esta semana ha vuelto a subir el pan.