Garri Kaspárov: "Franco era más liberal que Putin"
Rusia celebra unas elecciones presidenciales que el opositor Garri Kaspárov considera "una reafirmación de la dictadura". Kaspárov describe la Rusia de Putin como "la Alemania nazi de 1943 o la España de Franco de mediados de los 50"
Entrevista a Garri Kasparov
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Este viernes y durante tres días se celebran en Rusia unas elecciones presidenciales dispuestas para mantener a Vladímir Putin en el poder. Solo han sido aceptadas otras tres candidaturas, las del ultranacionalista Leonid Slutski, el representante de Gente Nueva Vladislav Davankov y el comunista Nikolai Jaritonov, ninguno de los cuales representa una verdadera oposición al presidente.
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Los críticos más notables están en el exterior. Garri Kaspárov, político, escritor y maestro del ajedrez, se ha convertido en uno de los principales azotes del presidente ruso tras la muerte del opositor Alexei Navalni en prisión. "Un asesinato", insiste en precisar. "Fue asesinado en la cárcel por Putin, que fracasó al intentar matarlo de forma rápida y en secreto. En lugar de eso, lo hizo lentamente y en público". Para Kaspárov, el Kremlin envía un claro mensaje con esta muerte de que ninguna actividad política es tolerada en el país, ni siquiera en la cárcel.
Así se ha vivido el funeral de Navalni desde dentro
20:05
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El asesinato de Navalni no le cogió por sorpresa, dice, acostumbrado a un régimen que describe como "una nueva dictadura fascista en su forma más agresiva y sin alergia a la sangre". Cree que de Putin solo podemos esperar lo peor: "Debemos seguir comparándolo con la Alemania nazi de 1943 o 1944... o, ya que hablo para la audiencia española, seguramente ustedes recuerden la España de mediados de los 50. Yo creo que, probablemente, el régimen de Franco de mediados de los 50 era más liberal que el de Putin".
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Kaspárov, que se fue de Rusia en 2013, está en el punto de mira del Kremlin por sus críticas a las políticas de Putin y ha sido señalado como terrorista por el organismo de control financiero de Rusia. "Toda reacción que venga del gobierno es la mejor prueba de que estamos haciendo algo útil", celebra. De aquellos años lamenta que se ignoraran las señales de la deriva dictatorial de Putin. "Ha ido creciendo como dictador todopoderoso. Habría sido mucho más fácil parar a Vladímir Putin al inicio de su mandato si se hubiera prestado suficiente atención a lo que hacía y lo que decía. Cada año, cada mes, fue siendo más difícil", asegura.
Ya en 2013 se sabía que Rusia se preparaba para atacar a sus vecinos, según Kaspárov: "Hubo una agresión contra la república de Georgia y Ucrania también fue objetivo ya en 2013. Para entonces, Putin también amplió su actividad en el extranjero. Sabemos que Bashar al-Assad sobrevivió sólo gracias a la intervención directa de Putin en Siria", recuerda.
Culpa de Occidente
El opositor culpa a los países occidentales que siguieron negociando con Putin, contribuyendo al éxito del comercio y las relaciones bilaterales de la Rusia de entonces sin que ésta ofreciera nada a cambio. "Esa política de intercambio libre ayudó a Putin a infiltrar en los países occidentales a sus agentes y lobistas y también a empezar a intervenir abiertamente en acciones políticas en América y en Europa", señala Kaspárov.
Y pone nombre y apellido a los responsables: Barack Obama y Angela Merkel. "Angela Merkel fue la mayor responsable. Pretendía ser la líder de Europa mientras impedía que Europa reconociera a Putin como una amenaza. Durante 16 años, nos ha estado diciendo que Europa no podría permitirse el lujo de vivir sin gas ruso. Y resulta que ha podido hacerlo". Ambos líderes, "las dos personas más poderosas del mundo libre", dice, "tienen la responsabilidad de haber perdido muchas oportunidades de detener a Putin al principio. Se habrían evitado la pérdida innecesaria de muchas vidas. Probablemente estemos hablando de millones de vidas cobradas por los crímenes de Putin".
"Putin es el capo de una mafia que cree que el poder y el dinero se puede conseguir a cualquier precio. No le preocupa el coste en vidas humanas, la devastación de países o incluso de Rusia. Cuanto más esté en el poder peor. Está decidido a quemar todos los puentes que no ha quemado hasta ahora", dice Kaspárov. El político habla de un "virus imperial" que todavía "lava los cerebros de millones de sus compatriotas". Su única esperanza para una Rusia después de Putin es erradicar ese virus con una derrota total en Ucrania. Pero por el momento no es optimista.
Los comicios de este fin de semana no son sino "una reafirmación de la dictadura rusa, un ritual festivo", en palabras del opositor. "En la Rusia de Putin, son un acto para aparentar que el país todavía conserva algunas credenciales democráticas", añade. "Es bastante trágico hoy en día que los dictadores, los líderes autoritarios y todo tipo de matones que odian la democracia utilicen esa palabra para tener una salvaguarda que les permita culpar a oponentes como yo de ser terroristas".
Entrevista a Garri Kasparov (programa completo)
55:45
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Rusia, 'imperio zombi'
Para entender la Rusia de hoy hay que mirar a su pasado más reciente, un pasado que Mira Milosevich, investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano, retrata como un imperio zombi en su último libro El imperio zombi: Rusia y el orden mundial. Se inspira en la idea de "un cadáver que quiere volver a la vida a través de la brujería" porque Rusia, que ha perdido dos imperios (zarista y comunista), pretende recuperar su influencia en aquellos territorios.
"Es muy importante comprender que Rusia, a diferencia de Francia, Reino Unido o Bélgica, no ha tenido un imperio, sino que ha sido un imperio. Cuando estos países pierden sus imperios de ultramar, se convierten en estado nación. Rusia no lo hace porque su espacio imperial está allí, y es una tentación continua", explica la analista.
El presidente Vladímir Putin personaliza ese gran proyecto con su afán de devolver a Rusia el estatus de superpotencia que siempre ha sido. Sin embargo, Milosevich apunta que "los problemas de Rusia trascienden a Putin". Desde su llegada al poder, el presidente ha tratado de influir en el espacio postsoviético, acudiendo al uso de la fuerza militar convencional cuando esto ha fracasado. Así, para la investigadora, la invasión de Ucrania es "la consecuencia del fracaso de Rusia de influir en Ucrania".
Ansias de gran potencia
Las ansias de ser una gran potencia las comparte el pueblo ruso, según las encuestas. Si bien no necesariamente comparten la ambición de Vladimir Putin, la analista cree que "una vez que el país está en la guerra, como ahora en Ucrania, los rusos quieren que se gane esta guerra. No les gustan los perdedores". Y aunque podamos ver a miles de personas manifestándose y desafiando al sistema, como ocurrió en el funeral del líder opositor Alexéi Navalni, la oposición "no está articulada políticamente", según Milosevich.
Además, "la presión sobre cualquier oposición política es enorme", con detenciones masivas y multas que los rusos no pueden pagar. Por eso la analista no cree que la oposición actual pueda realmente poner en peligro el poder de Putin. Las leyes que han endurecido las condiciones de competitividad política desde las manifestaciones de 2011 y la apatía política de la ciudadanía contribuyen a que así sea.
La estrategia de Occidente para frenar a Putin y obligarle a negociar un final a la invasión de Ucrania ha sido la imposición de sanciones. Un instrumento político y económico que no ha tenido las consecuencias esperadas. Milosevich cree que Rusia se ha acostumbrado a tolerar las sanciones, que sufre desde 2014, en parte gracias a países como China, India y varios países del espacio postsoviético, que le ayudan a superar las dificultades económicas comprando hidrocarburos rusos, por ejemplo.
Pero también piensa que las sanciones han sido una estrategia positiva como símbolo de la unidad de Occidente. Una unidad importante para hacer frente a países como China e Irán cuya política exterior está "alineada con el objetivo de socavar el poder de Estados Unidos y Occidente".
"El mundo ya no es seguro"
"Occidente tiene problemas en adaptarse a la velocidad que sería necesario, porque tiene opinión pública, elecciones, tiene que tener un consenso en la Unión Europea entre los 27, tiene que coordinarse con Estados Unidos...", explica la investigadora. "El mundo ya no es seguro para las democracias y hay que espabilar".
Sobre el futuro de Rusia después de Putin, Milosevich no cree que un cambio de régimen sea solución para los problemas del país. Para evitar que se instale un gobierno "putinista" del mismo estilo que el actual, "sería necesaria una revolución, y los rusos están muy cansados de revoluciones", asegura. Aunque no descarta una sorpresa, no cree que esto ocurra.