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La contaminación acústica también es una amenaza para el mar: el ruido silencia el canto de las ballenas

Las ballenas barbadas cada vez tienen más dificultad para comunicarse entre ellas debido a la acción humana

La contaminación acústica también es una amenaza para el mar: el ruido silencia el canto de las ballenas

Madrid

Es uno de los elementos más característicos del fondo marino y, ahora, podría peligrar. El canto de las ballenas, el sonido que las ballenas barbadas, aquellos cetáceos que tienen barbas en lugar de dientes, utilizan para comunicarse cada vez se escucha menos debido a la contaminación acústica producida por los barcos. Así lo ha demostrado un estudio liderado por investigadores austríacos y estadounidenses, que han descubierto que este sistema de comunicación utilizado por los animales desde hace millones de años podría estar en riesgo debido a la acción del hombre.

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"El problema con la contaminación acústica es que está incrementándose", explica Natacha Aguilar, investigadora del Instituto Español de Oceanografía. "Se ha duplicado en las últimas décadas a causa, principalmente, del tráfico marítimo". Aguilar añade, además, que hasta "el 90% de los productos que utilizamos se transportan por mar", lo que conlleva una mayor presencia de barcos en el agua y, por tanto, un aumento del ruido.

El estudio, realizado por los investigadores gracias a un experimento con laringes de distintas especies de cetáceos, ha sacado a la luz que estos aparatos fonadores tienen unos límites que no pueden traspasar determinadas profundidades. En concreto, las ballenas barbadas no pueden emitir su canto más allá de 100 metros de profundidad debido a la presión acústica del agua. La única alternativa que parece quedarles es la de comunicarse por encima de esos 100 metros, donde el sonido de los barcos se percibe con facilidad.

Comunicación por necesidad

El resultado, una mayor dificultad para la comunicación de estas especies, cuyo canto es, en ocasiones, imprescindible. "Necesitan utilizar el sonido para encontrar a sus compañeros, para reproducirse... son funciones biológicas esenciales para la supervivencia de las poblaciones", explica Aguilar. El canto, además, ayuda a estas ballenas a localizar alimentos, a navegar y a comunicarse con otras especies, algo que de no producirse podría provocar que estos animales terminen varados en las playas.

Una de las soluciones, afirma la investigadora Audra Ames, investigadora del Oceanogràfic de Valencia, pasa por una mayor investigación. "En ocasiones puede ayudar con la medicina, con reformas... pero también en la aprobación de leyes, por ejemplo, para proteger los santuarios marinos", cuenta. "Es importante que sepamos cómo estamos impactando al ecosistema marino". Cuanta más investigación en estos ámbitos, explican los expertos, menos probabilidades de que el canto de las ballenas quede enmudecido por la contaminación producida por los humanos.