¿Por qué terminar con un casi-novio duele tanto?

¿Qué es un casi-algo?

Este término se refiere a una persona con la que se comparte una intimidad de pareja sin llegar a serlo formalmente. Es decir, actividades de pareja como ver películas abrazados, desearse los buenos días y buenas noches, tener momentos íntimos, pero sin llegar a definirse como pareja. Se trata de un estado intermedio entre estar solteros y ser pareja, a menudo conocido como casi-novio o casi-novia.

¿Por qué duele tanto terminar con un casi-algo?

Cuando se está con un casi-algo, la falta de conocimiento completo de la otra persona lleva a idealizar la relación. Al limitarse a los aspectos positivos y no experimentar las dificultades típicas de una relación de pareja, se tiende a pensar que todo podría ser perfecto. Por lo tanto, el final de un casi-algo puede ser especialmente doloroso y frustrante, sobre todo cuando es la otra persona quien decide terminarlo, dejando a uno preguntándose por qué se acaba algo que parecía maravilloso.

Un ejemplo claro de casi-algo son las relaciones con personas casadas. Aunque se sabe que no habrá una relación formal, siempre queda esa esperanza. Al limitarse a lo positivo y evitar las discusiones, se idealiza lo que podría ser la relación, sin ver las realidades de convivir y enfrentar desafíos juntos. Esto hace que el fin de la relación sea difícil de comprender, ya que se imaginaba como algo perfecto y duradero.

Lo mismo sucede en relaciones que no se definen claramente. Aunque se realicen actividades de pareja y se pase mucho tiempo juntos, el no tener "la conversación" para definir la relación puede generar incertidumbre y ansiedad. Es importante tener la valentía de pedir claridad para encontrar calma en la relación, aunque a menudo se evite esta conversación por miedo al compromiso.

¿Cómo dejar un casi-algo o qué hacer si te dejan?

Romper con un casi-algo puede ser aún más doloroso que terminar una relación formal, ya que no se conocen todos los aspectos de la persona y se idealiza la situación. Es necesario tener una gran fuerza de voluntad y amor propio para resistir la tentación de volver, sabiendo que, aunque solo se vea lo bueno, en el fondo no es lo mejor para uno mismo.

En última instancia, tanto si se termina la relación como si te dejan, la ruptura duele y puede ser difícil superarla. Es importante buscar apoyo en familia y amigos, y tratar de comprender cómo se idealizaba la relación para poder seguir adelante.