El mágico error
"Traspiés absolutamente vulgares, que contribuyen sin más a lo que se espera de la mayoría de los fallos: que te hundan un poquito. Por eso no hay que temer a hacerlo mal"
El mágico error
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Galicia
Hay unos pocos errores capaces de encumbrar a quienes incurren en ellos. No sabe cometerlos cualquiera. Son casi inalcanzables. Muchas veces, ni siquiera se dejan imaginar. Afloran de la nada. Puedes perseguirlos durante toda la vida sin cometerlos. En su lugar es fácil que coseches aciertos, o, en todo caso, traspiés absolutamente vulgares, que contribuyen sin más a lo que se espera de la mayoría de los fallos: que te hundan un poquito. Por eso no hay que temer a hacerlo mal. Hace justo un año, una amiga se estaba preparando para acudir a una fiesta que empezaba a mediodía. Iba a acudir muchísima gente, y toda, según las normas del anfitrión, disfrazada. Preocupada por caer en excesos ridículos, y a la vez por no quedarse corta, estudió bien cada elemento de su atuendo. Cuando le pareció que al fin estaba lista, se lanzó a la fase quizás más delicada: llegar hasta la fiesta, atravesar la gran ciudad, someterse a las miradas y la ignorancia de los demás. Pero superó la prueba. Cuando se disponía por fin a disfrutar de un sábado inolvidable, cayó en la cuenta, horrorizada, de que se había confundido de fecha. Había llegado a la fiesta con treinta días de antelación. Dio media vuelta y regresó a casa sacudida, no derrotada por el malentendido. Fue uno de esos errores que brillan, viven para siempre, son puro presente. Por mucho tiempo que pase, cuentan a tu favor. Es el milagro del error.