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Gastro | Ocio y cultura

El truco de la tortilla de Muchachito Bombo Infierno y tres bares cerca de la Sagrada Familia que no son de turistas

El músico da tanta importancia a la gastronomía que en el estudio que se ha construído ha puesto una cocina en el centro

Música en la cocina | Muchachito Bombo Infierno

Madrid

Jairo Perera, más conocido como Muchachito Bombo Infierno, ama los bares. La mayoría de sus videoclips están rodados allí y se le acumulan las anécdotas con otros músicos alrededor de una mesa. "Ahora que se habla tanto de identidades y yo considero que los bares antiguos de las ciudades son lo que mejor lo refleja. Son sitios sociales donde encontrarse y donde llenar el estómago, donde tomar una copa y poder charlar distendidamente", cuenta, al tiempo que lamenta profundamente que cada vez que cierra uno se abra una franquicia sin personalidad en su lugar.

Ha estado un año construyendo él mismo su nuevo estudio, compaginándolo con conciertos: "Me he bajado del andamio, me iba al escenario y del escenario me iba al andamio". Cuando llegó el momento de montar la cocina, el plan era hacerlo fuera de la sala insonorizada pero cambió de idea: "Pensé si es que los chicos cuando cuando cenan hacen más ruido que cuando tocan. Entonces vamos a meter la cocina dentro. Entonces hemos hecho una sala que es diáfana, que tiene mucha luz natural y tiene una cocina dentro de lo que es la sala de grabación. Todo el mobiliario tiene ruedas y se cambia en función de lo que necesitamos". Cuando acaban de tocar, retiran los instrumentos y a comer.

Muchachito en la cocina de su estudio

Muchachito en la cocina de su estudio

El Brasas y El Panotxa

La "nave", como llama él a su estudio, está en el barrio del Poblenou de Barcelona. Cuando aprieta el hambre en mitad de un ensayo, llama a su amigo Toni 'El Brasas': "Tiene un restaurante que se llama El Brasa, (calle Valencia, de El Clot), y cuando viene la banda y está todo el mundo y yo ya no puedo cocinar, entonces viene él, que es el jefazo de los fogones y trae de todo". A Muchachito le gusta mucho ese barrio de Barcelona: "A pesar de ese turismo brutal por la Sagrada Familia, sigue siendo barrio. Allí, está también Celler Panotxa. Era una antigua bodega que llevaba un matrimonio donde traían una anchoa espectacular. Entonces él se murió y la señora propuso a los clientes que quien quisiera se quedara con la bodega para que no se perdiera. Entonces llegó un heavy loco perdío, que es el Panotxa, y ha hecho una cosa fantástica, muy divertida. Se come espectacularmente bien, con un vino espectacular y es un santuario del rock con el grifo estilo Metallica, está todo muy Iron Maiden, están los Burning presentes, está Extremoduro... es un culto al rock. Tú vas allí y ya no vuelves más o vas todos los días porque es muy loco. A veces se viste de cura y bendice a todos con ratafía". A veces se juntan El Brasas y El Panotxa y la cosa se pone aún más interesante. Hacen un festival en la plaza con calçotada y carne a la brasa donde además actúan grupos.

Hay un tercer sitio que es sagrado para Muchachito y no porque esté al lado de la Sagrada Familia: Sagrades Tannines. "Es otro sitio espectacular a nivel artístico, con una sensibilidad artística muy guapa, con un toque muy berlinés, pero con un sentido del arte constante. Se hacen exposiciones, se hacen cosas muy chulas", resume.

El truco de la tortilla, los vinos de Jerez y Madrid

Muchachito dice que es "un magnate de la tortilla de papa" y su truco es echarle un poquito de boniato. Reconoce además que es un apasionado de los vinos de Jerez: "Me gusta mucho la uva del palomino fino y muy pocas veces tomo un fino solo, siempre estoy con alguien que me quiere mucho. Con el vino generoso sucede que lo mismo te puede estar bebiendo un vino que que tiene un más años que tú, porque va pasando los años de una barrica a otra".

Con sus amigos Los Delinqüentes ha disfrutado de muchos vinos de Jerez y en Madrid visita siempre que puede La Venencia, una taberna de los años 30 muy cerca de la Puerta del Sol. Vivió en la capital durante muchos años y, aunque lamenta que esté ocurriendo lo mismo que en Barcelona y se vayan perdiendo muchos bares de los que daban identidad a la ciudad, sigue teniendo sus paradas preferidas: "En la calle Unión estaba el bar Cañí, que el señor que lo llevaba era muy querido en el barrio. Tanto, que hay una placa en en la puerta del bar que le menciona y, en la otra punta de la calle, hay otra mención a Goya. Me parece brutal. Ese bar lo ha cogido varia personas después, era difícil superar al Caní. Entonces de repente llegaron unos chicos con una mentalidad de recuperar la cocina andalusí y montaron el restaurante Arbonaida. El Richi, que es venezolano, resulta que empieza a hacer esos platos fantásticos con la huella morisca y es un sitio muy social que ha sido refugio también de muchos músicos. Allí hemos podido vivir regalos como un día que se puso a cantar el Zambo.

Uno de sus últimos videoclips, el de la canción Tus labios son, se robó en parte de ese restaurante que ha pasado a ser Anda Jaleo: "Un bar buenísimo donde puedes comer un de paté de puerros con atún".

La mano en la cocina de Albert Pla y Tomasito

Los bares y los amigos son parte esencial de Muchachito. Con Kiko Veneno, Tomasito y Los Delinqüentes formó G5 y cambiando a Kiko Veneno por Albert Pla y El Lichis, giró con La Pandilla Voladora. De todos ellos, tiene claro quién es el que mejor cocina: Albert Pla. "A parte de ser un gran actor y un genio, es un cocinero brutal. Y me acuerdo que un día Tomasito dijo "me voy a hacer un caldito" y le veo que baja con una pata de jamón que era para utilizar de bastón. ¡Y madre de Dios! Yo no sé cómo lo hizo ese muchacho y pero aquel consomé lo hizo con una sustancia buenísima". Cuenta que Tomasito "es el único que no se sienta para comer y le roba el tenedor a todo el mundo".

Santa Coloma, los orígenes

No quiere despedirse sin hablar de dos bares que le encantan de Santa Coloma, su ciudad: "Uno es La Taula Vella, que es un restaurante de lo más antiguos donde solo había una mesa para comer. Y entonces la gente llegaba y tenía que comer en la misma mesa. Ahora ese bar creció y tiene un montón de mesas, pero esa mesa sigue estando y si tú te sientas ahí vas a compartir con más gente. El otro es el bar Berenguer que es otro santuario al rock donde cocinan con cosas como huevos de su gallina, una carne estupenda a la brasa y platos de cuchara que hacen también muy buenos".

Elisa Muñoz

Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero...