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"Hablaba con ni novia, que acabó siendo mi mujer, de lunes a viernes desde una cabina": España se despide de las cabinas telefónicas en 2025

Se mantiene una treintena en todo el país y en 2020 tan solo había una llamada de media a la semana

"Hablaba con ni novia, que acabó siendo mi mujer, de lunes a viernes por teléfono desde una cabina"

Las cabinas son piezas de arqueología urbana. La primera se instaló en 1928 en la caseta del Viena Park, actualmente Florida Park, en el parque de El Retiro de Madrid. Consistía en un cajetín que contenía un teléfono. No era exactamente una cabina tal y como se entiende a día de hoy. Aunque sí supuso la llegada de un sistema de llamadas abierto al público de pago previo.

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No sería hasta los años 60 cuando comenzaron a instalarse las cabinas como tales. En principio, eran cerradas para crear un espacio de intimidad donde adentrarse para hablar por teléfono. Su uso se extendió hasta alcanzar su máximo histórico en los años 90. Hasta 95.000 cabinas se repartieron por todo el país. Después de dos décadas, tan solo queda una treintena. Telefónica detalla que existe una serie de locutorios que han pasado a ser titularidad de los ayuntamientos de las localidades donde estaban instaladas. Sobre estos, indica la compañía, no tiene constancia sobre cómo se han visto afectadas por los planes municipales. También indica que tan solo se registraba una llamada de media a la semana desde una cabina a finales de 2020, cuando quedaban en torno a 15.000 en España.

Desmantelamiento progresivo

La irrupción del móvil prendió la mecha para el declive del uso de la cabina telefónica. Ya en 2006, existían más líneas de telefonía móvil que habitantes en España. Según la Comisión Nacional de Mercados de Valores, esas líneas llegaban casi a los 60 millones en 2023. Es la razón por la que estos locutorios callejeros están en desuso. También han dejado de considerarse un servicio esencial, en virtud de la ley de Telecomunicaciones de 2022.

Preguntando a viandantes en El Retiro, hay quienes apuestan por mantener alguna para urgencias, por si nos quedamos sin batería en el móvil, lo perdemos o deja de funcionar. Incluso, uno de ellos, opina que habría que mantenerse “una por cada dos manzanas, pensando especialmente en las personas mayores que no están tan familiarizadas con el teléfono móvil”. Además de esa propuesta, afloran recuerdos de la juventud y de buenos comienzos: “Mi novia, que acabó siendo mi mujer, trabajaba fuera y hablábamos de lunes a viernes por teléfono, ella, desde una cabina”.

La cabina inmortal

Una de las pocas cabinas que podemos encontrar todavía está en el barrio madrileño de Chamberí. Se trata de un recuerdo perenne del trauma que algunos generaron por culpa del clásico de Antonio Mercero. Así lo reconoce una de las personas a las que preguntamos si habían visto alguna vez la película La Cabina: “Me metía con mucho susto y siempre ponía el pie en la puerta, menos mal que sacaron las abiertas”. El protagonista, encarnado por José Luis López Vázquez, se quedaba atrapado en una cabina y toda la película trata de salir de ella. Una historia de desesperación que hizo pensarse dos veces a muchos guardar las pesetas con mimo para llamar desde una cabina.

Cabina telefónica.

Cabina telefónica.