'Los Simpson' pierde a uno de sus vecinos históricos: llevaba en la serie desde la primera temporada

Madrid

Lawrence Dalrymple, popularmente conocido como Larry por los parroquianos de la Taberna de Moe, ha fallecido esta semana a los 42 años de edad en Springfield (Estados Unidos). Así ha quedado reflejado en el último episodio de Los Simpson, el decimoquinto de la temporada número 35, en el que los seguidores y seguidoras de la histórica serie animada han sido testigos de la muerte de uno de los vecinos históricos de la ciudad creada por Matt Groening. Pese a que tan solo le hemos visto articular palabra en dos ocasiones durante estos últimos 35 años, Larry era un personaje habitual en cada una de las tramas que se desarrollaban en la Taberna de Moe.

Mientras que Homer, Barney, Lenny y Carl suelen sentarse en la barra principal de la taberna, Larry hacía lo propio junto a su amigo Sam en una de la barras laterales. Se caracterizaba por tener una cara muy apagada, muy poco pelo en la cabeza y una cerveza siempre en su mano, demostrando así que era uno de los mejores clientes de Moe Szyslak. De hecho, el personaje ha fallecido en la propia taberna frente a los que consideraba sus mejores amigos. Algo que se ha podido ver al comienzo de este capítulo, en el que podemos ver a los parroquianos habituales de la Taberna de Moe madrugando un domingo por la mañana para ver un partido de fútbol americano con la excusa de ponerse a beber desde las 6 de la mañana.

Larry Dalrymple fallece en la Taberna de Moe

Después de perder una apuesta, Moe Szyslak decide echar a todos sus clientes del bar. Mientras que Homer, Lenny y Carl abandonan rápidamente el establecimiento, Larry se muestra impasible ante las amenazas del gerente de la taberna. Al ver que estaba haciendo caso omiso a sus advertencias, Moe procede a pegarle con el palo de la escoba con el objetivo de tirarle del taburete. Sin embargo, este continúa sin moverse, lo que llama todavía más la atención tanto de Moe como de sus clientes habituales, que acaban descubriendo que Larry ha muerto.

Una vez en el funeral, el grupo descubre que Larry les consideraba sus mejores amigos. A pesar de que apenas habían articulado palabra con él durante todos estos años, su madre les explica durante la misa que siempre hablaba sobre ellos como los colegas de la Taberna de Moe. Sin embargo, estos son incapaces de recordar alguna anécdota en la que estuviera presente, ya que siempre estaba al fondo de la barra. Tras descubrir que le encantaba la pesca, estos se inventaban por completo una historia con el objetivo de contentar a una madre visiblemente emocionada.

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Larry vuelve al bar

Al finalizar el evento, la madre le entrega al grupo de amigos el diario de su hijo. Después de ojearlo durante un rato descubren un dibujo de Larry en el que aparecen todos ellos en el lugar de sus sueños. Algo que lleva a Lenny a proponerle al resto del grupo tirar las cenizas de su amigo en las cataratas que había dibujado en el cuaderno. Una aventura que les permite conocer un poco mejor a Larry e incluso a ellos mismos. Principalmente porque hablan sobre temas que nunca habían tocado como la vida, la muerte y lo que hay más allá de la misma.

Tras descubrir que la urna esconde varios zafiros en su interior junto a las cenizas, el grupo es interceptado por un supuesto sheriff que no es más que un secuaz del mafioso Tony El Gordo, quien trata de hacerse con la urna a toda costa porque sabe lo que contiene en su interior. A pesar de que lo consigue en un primer momento, el equipo formado por Homer, Moe, Lenny y Carl consiguen darle la vuelta a la situación y recuperar la urna de Larry justo en el lugar que les había indicado. Sin embargo, este era mucho más triste de lo que imaginaba en el dibujo, por lo que el grupo decidió traerse las cenizas de vuelta a la taberna y dejarlas allí para siempre. ¿Y qué pasó con los zafiros? Que acabaron en el estómago de un Moe Szyslak que tendrá que esperar varios días para hacerse millonario.

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