Pedro Sánchez seguirá "con más fuerza si cabe" al frente del Gobierno pero pide "que la sinrazón no se convierta en rutina"

Pedro Sánchez ha anunciado que seguirá siendo presidente: «He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe, al frente del Gobierno de España. Esta decisión no es un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo. Por eso, asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y serenidad, por la regeneración pendiente de nuestra democracia y la consolidación de derechos y libertades», ha afirmado en un discurso muy combativo con «la acción política que permite el ataque indiscriminado a personas inocentes». Tras cinco días de reflexión, ha explicado sus deliberaciones después de que el pseudosindicato Manos Limpias denunciara a su mujer, Begoña Gómez, admitiendo poco después puede que esa querella se sustente en noticias falsas. Sánchez tiene claro que «por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta, y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento». Las masivas manifestaciones de apoyo en las calles y las palabras de ánimo de sus compañeros —que contenían la respiración— han conseguido finalmente alentarle para que no dimita. «Solo hay una manera de revertir esta situación: que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo, porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva», ha sentenciado. El líder socialista ha reconocido que su carta pudo «desconcertar» a la ciudadanía «porque no obedece a ningún cálculo político». Es consciente de que ha mostrado «un sentimiento que en política no suele ser admisible» y ha puesto en valor su paso: «He reconocido ante quienes buscan quebrarme —no por quien soy, sino por lo que represento— que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie». Sánchez lamenta que sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivamos «en una sociedad en la que se nos enseña y exige mantener la marcha toda costa». Pero cree que a veces «la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar». Tras su parón de estos días, Sánchez pide reaccionar: «O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro condenándonos como país»: «No es una cuestión ideológica, estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios. Tiene que ver con las reglas el juego». El presidente ha apuntado una batería de condicionantes ante los que no hay que claudicar: «Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro Estado de derecho. Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido. Si, en definitiva, permitimos que la sinrazón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia». Considera además que «exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores. Y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias». Después de una larga reflexión sobre si merece la pena el cargo a costa del acoso que sufre su familia «desde hace 10 años», Sánchez ha ido más allá y ha lanzado una pregunta que interpela a toda la ciudadanía: «¿Queremos esto para España?» Asegura que tanto él como su mujer saben «que esta campaña de descrédito no parará»: «Es grave pero no es lo más relevante, podemos con ello. Lo verdaderamente trascendente es que queremos agradecer de corazón las muestras de solidaridad y empatía que hemos recibido de todos los ámbitos sociales. Gracias a esa movilización social, que ha influido en mi reflexión», ha señalado tras hacer «un agradecimiento especial» a su «querido» Partido Socialista. Al terminar, Sánchez ha apelado «a la conciencia colectiva de la sociedad española» para hacer una reflexión «que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio». Cree que «llevamos demasiado tiempo dejando que el fango coloniza impunemente la vida política, la vida pública, contaminados de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años». El presidente desea «que volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido», ya que, como ha recordado, los males que nos aquejan no son «ni mucho menos» exclusivos de España: «Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad. Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España», ha concluido. Una vez más, Sánchez ha dado un golpe de timón y ha sorprendido a muchos que ya auguraran su marcha, sobre todo después de conocer que había acudido al Palacio de la Zarzuela para reunirse con el rey antes de hacer pública su decisión. El hermetismo ha sido absoluto y la incertidumbre se ha mantenido hasta el final. Ni siquiera su entorno más cercano parecía tener pistas sobre las deliberaciones del presidente, como ha demostrado el grito de celebración que se ha escuchado desde dentro de la Moncloa mientras Sánchez anunciaba que seguirá siendo presidente. El manual de resistencia escribe un nuevo capítulo.

Pedro Sánchez seguirá "con más fuerza si cabe" al frente del Gobierno pero pide "que la sinrazón no se convierta en rutina"

El líder socialista ha apelado "a la conciencia colectiva" de los españoles para "decidir qué tipo de sociedad queremos"

Elisa Muñoz

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