Hacer algunas cosas como siempre

Galicia

Hacer unas pocas cosas a tu manera, como siempre las hiciste, reconforta. Quizá sea una forma de coincidir durante un rato con la felicidad, o de garantizarse que en algún aspecto el futuro se parecerá al pasado. Ya otras cosas puedes hacerlas como no las habías hecho hasta entonces. Es bonito tener un «siempre» al mismo tiempo que algún que otro «nunca antes». Hacer las cosas como siempre exige constancia, cumplimiento. Implica que después de seguir varios caminos, descubriste que uno te gusta más que otros. Es decir, probaste de una forma y tal vez no te agradó, probaste de una distinta y siguió sin convencerte, probaste de nuevo, y entonces descubriste el modo atractivo de hacerlas y en lo sucesivo te atuviste a él. Pasaste a tener un siempre, una manera personal de disfrutar o de hacer algo. Puede ser un guiso, un compromiso ético, una superstición, un cóctel, una escritora favorita, una hora de levantarse. El siempre es una comodidad. ¿Podría haber una mejor manera de hacer eso que tú haces así? Seguramente, pero no te importa. Te sería ajena, y tu necesitas que te sea propia. Ese siempre, cuando se construye, se vuelve un lugar seguro. Es una especie de milagro obtenido de la costumbre, al cabo de la cual uno se «adueña» de él. En ese instante emerge una modalidad del amor, que es el siempre más hermoso que existe.