Saber qué se pide todas las veces que se pide patriotismo

Eso debía de ser el patriotismo, entonces: que un mandatario extranjero acuda a difamar al presidente de tu país y aplaudir a ese mandatario. Aplaudir cuando clama abajo el estado y la justicia social, que son los pilares de tu constitución. Y preguntarse, literalmente, por qué la gente no echa al Gobierno a patadas.

Se puede ignorar o rebajar lo que Milei vino a decir a España. Es una opción. La encuesta que publicamos esta mañana en la SER y en El País advierte de que, en las europeas, Vox pasará de 3 a 8 escaños. Para unas generales, el partido que más sube en un mes es Vox, que donde consigue más apoyos es entre los jóvenes de 18 y 25 años. Los primeros votantes, por tanto. Para consolidar ese impulso, Abascal invita a los líderes de ultraderecha y, sobre todo, invita a Milei.

Se puede discrepar de Pedro Sánchez o acusarle de electoralismo y, a la vez, reconocer a la vez que es el presidente de un gobierno legítimo que representa a nuestro país. Lo básico, vaya. Algunas cosas no necesitan mucha vuelta: ni siquiera hace falta acudir a aquella defensa que Zapatero hizo de Aznar ante Hugo Chávez, como ayer se recordó en redes.

No hace falta acudir tan lejos. Basta con lo más reciente, aquello que el PP exigía tras la metedura de pata de Óscar Puente: pedían su dimisión y que se disculpara. Si es intolerable que un ministro ofenda a un mandatario extranjero, ¿no lo es que un mandatario extranjero venga a España a ofender aquí al presidente de tu país? Es clave la respuesta a la pregunta, sobre todo por saber qué se pide exactamente todas las veces que se pide patriotismo.