Pilar Cernuda: "Los políticos y los periodistas nos utilizamos mutuamente"

Madrid

Cuando en las universidades hablan del trabajo de los periodistas, siempre hacen hincapié en lo mismo: en la importancia de ser testigo directo de la información que luego vas a trasmitir y tener contacto directo con el protagonista de cada historia. Ser un cerdito trufero, en definitiva. Y, entre todos los nombres que nos vienen a la mente cuando hablamos de este compromiso profesional, aparece el de Pilar Cernuda. Tiene una trayectoria de más de cincuenta años y ha presenciado algunos de los acontecimientos más importantes de la Historia reciente, siendo especialmente relevante el papel que tuvo como comunicadora durante la Transición. De todo ello habla en su último libro: Lo que yo recuerdo; un viaje por sus vivencias lleno de anécdotas y entresijos de la clase política.

P. Tú perteneces a esa generación de periodistas que fueron testigos de un cambio profundísimo en este país, a nivel político y social, y también de una forma de hacer periodismo que ya no se hace

R. El periodismo es contar una historia a partir del análisis. Y para contar una buena historia, tú tienes que estar allí donde se produce y hablar con el protagonista. Yo, como todos los periodistas de mi generación, cuando pasaba algo cogíamos una chaqueta y nos largamos para allá. Y así hemos hecho los periodistas toda la vida. Ahora la gente trabaja de otra manera. Recuerdo que, cuando empezaron los ordenadores, hubo tres periodistas en Madrid que se negaron a aceptarlos. Uno fue Manuel Antonio Rico, que tenía el carro con la Lexicon atada con un candado a la pata de la mesa, y los otros dos eran Manu Leguineche y Jesús Hermida.

P. ¿Cómo gestionabais el vinculo entre periodistas y políticos para no elaborar información contaminada?

R. Con los políticos de ahora es distinto. Te exigen una fidelidad malentendida. Yo creo que lo que hay que exigir es respeto y que las dos partes entiendan que cada uno está haciendo su trabajo. Ellos nos utilizan para transmitir lo que quieren que se publique por la radio o por la televisión, y nosotros tenemos que entender que ellos tienen unas limitaciones y que también nos utilizan. Nos utilizamos mutuamente. Cuando tú eso lo tienes claro por las dos partes, funciona. Y luego lo que es verdad es que durante los primeros años de la Transición fue clave que hubiera una relación estrecha y de absoluta confianza entre los políticos, que eran los protagonistas de la Transición, y quienes la tenemos que contar. Eso estableció unos vínculos inamovibles. ¿Por qué? Pues porque, por ejemplo, cuando murió Franco, mucha gente piensa que España estaba entusiasmada y no. Había miedo.

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P. Había esperanza y había miedo

R. Efectivamente, pero era fundamental que los periodistas explicáramos que era esperanzador. Y por eso hablábamos constantemente. Se eligió muy bien a los siete ponentes y trabajaron con broncas entre ellos, rompieron varias veces, pero al final todos eran conscientes de que había que sacar aquello adelante. Y como nosotros lo vivíamos en primera persona, teníamos tanto entusiasmo por aquel proyecto que lo transmitíamos.

Dices en el libro que el mejor sistema es el bipartidismo PP-PSOE

R. Sí, no me gustan las mayorías absolutas. Fue fundamental en la primera era, en la de Felipe González, porque había que hacer un cambio brutal en España, pero yo creo en los consensos. Yo creo que es mucho más importante negociar todo.