Rosa Balbín, investigadora: "Sentimos mucho menos del calentamiento brutal porque los océanos se tragan el 93% del calor"
La especialista del Centro Oceanográfico de Baleares explica que la biodiversidad no solo se ve afectada por el calentamiento y la salinización, sino por el transporte marítimo que acarrea especies invasoras de un lado a otro
El Mediterráneo, esponja de calor
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Madrid
A partir de la fascinación de nuestro compañero Javier Ruiz Martínez por el insólito viaje de 4000 millas náuticas del perfilador Argo, en el Ministerio de Ciencia y Tecnología del Hoy por Hoy hemos querido comprobar el estado del mar Mediterráneo. Ha sido con ayuda de la física e investigadora científica en el Centro Oceanográfico de Baleares, Rosa Balbín.
Ella explica que no es el mar que peor está, y que mucho peor es lo que está sucediendo, por ejemplo, en el Atlántico Norte, pero sí advierte que es importante ver esto en términos globales. En ese sentido, el 1 de marzo de 2024 hemos tenido el máximo absoluto de temperatura en promedio observado en toda la historia en el océano global. Hablamos de temperaturas de la superficie del agua registradas por satélite.
El calor del agua tiene efectos sobre el clima de todo el planeta, porque los mares y océanos funcionan como "esponjas de calor", absorbiendo los excesos de temperatura. Si no existieran, y si no tuvieran la profundidad y la capacidad que tienen, el calor que padeceríamos sería muchísimo peor. "Nos estamos enterando mucho menos del calentamiento brutal de todo nuestro sistema, porque el océano se está tragando el 93%, o sea, casi todo", explica Rosa Balbín. Afortunadamente, los mares cubren el 70% de nuestro planeta. "De no ser así, sería el infierno", sentencia.
Por eso es tan importante que los océanos gocen de buena salud. Y otro de los factores que los afectan es la salinidad, que también crece. Los investigadores no saben aún cuánto de este exceso de sal se debe a la mayor evaporación del agua por efecto del calor o al apresamiento de todos los ríos que desembocan en el Mediterráneo, desde el Nilo hasta el Ebro. Mucha menos agua dulce va a parar al mar por efecto de estos apresamientos, a lo que se suma el efecto del Canal de Suez, que es en el fondo un río de agua salada que también da al Mediterráneo.
Para luchar contra todos estos efectos la clave está en la protección de la biodiversidad: "Cuantas más cartas tengamos en la mano para jugar, más posibilidades hay de que alguna de ellas salga adelante." La biodiversidad no solo se ve afectada por el calentamiento y la salinización, sino por el transporte marítimo: "Hay tanto intercambio por el tráfico marítimo de especies de un sitio a otro, están quedándose las especies que están más adaptadas para las nuevas condiciones, porque todos los barcos de transporte, los portacontenedores vienen con agua de lastre que que han cogido en las Antípodas y vacían en cualquier sitio. Y en ese agua de lastre vienen un montón de especies alienígenas que normalmente están mejor adaptadas que las locales. Y por lo tanto, van a sobrevivir." O a arrasar, claro.
Eva Cruz
Redactora en el magazine de 'Hoy por Hoy' desde 2017.