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Fútbol como respuesta a las urnas o cómo el balón hace frente a la extrema derecha

Alemania acoge la Eurocopa de fútbol después de una polémica relacionada con el origen de varios de sus futbolistas y del auge de los ultras en las últimas elecciones europeas

Racismo en el fútbol de Europa

"Puedo marcar un gol decisivo para Bélgica en un Mundial. Entonces soy belga y los racistas lo celebran. Al día siguiente vuelvo a ser el negro, el que come plátanos". Antes del último Mundial de Catar, el delantero belga Romelu Lukaku, de origen congoleño, denunciaba en una entrevista en televisión que todavía muchos de sus compatriotas no aceptan la presencia de jugadores con raíces africanas en la selección de su país.

La realidad que muestra la Eurocopa de fútbol está muy alejada de la Europa racista y partidaria de leyes contra la inmigración que dibuja el triunfo de la extrema derecha en Francia, Italia, Austria o Hungría en las últimas elecciones europeas. Si nos fijamos en esos cuatro países, el voto extremista no se ve reflejado en selecciones claramente multiculturales. Casi la totalidad de jugadores franceses tiene orígenes en otros países. La lista es casi interminable e incluye a estrellas como Mbappé, Camavinga o Kolo Muani. Italia cuenta entre sus filas con Michael Folorunsho, romano de origen nigeriano. En Austria están Kevin Denso, de origen ghanés o Phillipp Mwene, cuyas raíces se encuentran en Kenia. Y en Hungría es titular Loic Négo, nacido en Francia y cuya familia es originaria de Guadalupe.

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Lo mismo se puede decir de Países Bajos, Bélgica, Portugal o la misma España, que cuenta con Lamine Yamal, de origen marroquí, o Nico Williams, cuya familia procede de Ghana. La realidad de las sociedades europeas en las que la inmigración ha enriquecido a los distintos países y se ha asentado en todo el continente.

Pero aún así, el racismo sigue siendo un problema social que encuentra su vía de expresión en el fútbol. "Un 15% de la población alemana ha mostrado en las últimas elecciones su apoyo a la extrema derecha, así que no me extrañan los resultados de la última encuesta de la televisión pública". Quien lamenta esos resultados es Philipp Beitzel, representante de la Oficina de Coordinación de Proyectos de Fans de Alemania, una organización que colabora con la federación germana para fomentar la buena convivencia, integración y colaboración en las gradas de los estadios alemanes.

Ultras contra los jugadores negros

Beitzel habla de una reciente encuesta de la televisión pública alemana que preguntaba la opinión que tienen los germanos sobre la presencia de jugadores de orígenes africanos o turcos en su selección. Incluso cuestionaba que uno de ellos, el jugador del Barcelona de origen turco Ilkay Gündogan, lleve el brazalete de capitán de la Mannschaft.

Uno de cada cinco encuestados reconoció que preferiría que hubiera más jugadores blancos y que Gündogan no ejerciera de capitán. Beitzel subraya que la mayoría de aficionados alemanes apuesta por la diversidad, pero admite que el racismo que se refleja en las urnas tiene su espacio en los estadios de fútbol. "Es una locura de pregunta" respondió totalmente anonadado en una rueda de prensa el seleccionador germano Julian Nagelsmann cuando los periodistas quisieron saber su opinión por la encuesta de la televisión pública.

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"Es cierto que hemos tenido problemas con ultras de extrema derecha al menos hasta mediados de los años 90 y hoy aún no han desaparecido del todo de los estadios", nos cuenta Beitzel, "sobre todo se da en estadios del este de Alemania, aunque también en alguno del oeste. También es cierto que muchos grupos están haciendo campañas contra el antisemitismo y la discriminación, pero hay grupos que aún no han desaparecido de los estadios aunque ya no se muestran tan abiertamente". La referencia geográfica es relevante, ya que el este de Alemania es ahora el principal caladero de votos de la extrema derecha en Alemania.

Polémicas en otros países

La aparición cada vez de un mayor número de atletas, no solo futbolistas, que no son blancos en los equipos nacionales europeos se ha convertido en un argumento más para las diatribas racistas de la extrema derecha en otros países más allá de Alemania. Francia es uno de los casos más notables, donde en cada competición futbolística reaparece el debate por el hecho de que algunos jugadores de origen africano no canten "La Marsellesa".

Ya el fundador de toda la dinastía ultraderechista de los Le Pen, Jean-Marie, se quejó en 2006 de la presencia de "demasiados jugadores de color" en la selección francesa. La Francia que ahora vota a sus herederos celebró en las calles sin tapujos el triunfo en el Mundial de 2018 con una mayoría de jugadores de origen africano. Todo un mito del fútbol galo como es Michel Platini tuvo que salir al paso de la polémica: "Soy de una generación que nunca cantó la Marsellesa. En los 90 me di cuenta es que se miraba a los jugadores que cantaban y los que no en función de su color. Miraban que había uno negro que no cantaba y ya decían "no canta, así que no le gusta Francia". Y eso es falso. Yo no cantaba en la selección francesa y éramos todos blancos.", contaba recientemente a la televisión TF1.

Los Países Bajos van a estar gobernados por una coalición liderada por la extrema derecha después de que el ultra Geert Wilders ganara las elecciones. Un candidato que ha sido noticia en varias ocasiones por sus insultos racistas contra los musulmanes y que ha llevado a la extrema derecha a ser una fuerza relevante en su país, que deposita sus esperanzas deportivas en un grupo de futbolistas que en su mayoría, aún habiendo nacido en Países Bajos, tiene orígenes en otros lugares como Togo, Ghana, Surinam o Indonesia.

Antonio Martín

Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó...