A vivir que son dos díasLa píldora de Tallón
Opinión

Llegar un poco tarde

"El afán por hacer las cosas en el momento oportuno es loable, claro que sí; pero nos corroe. Entiendo a la gente interesada en la puntualidad. Sin embargo, se aboca a una existencia de sinsabores, atormentada, y quizá innecesaria"

Llegar un poco tarde

Galicia

Llegar un poco tarde es una forma de vida. Por eso puede ser catastrófico, pero no grave, que unos señores se hayan tomado cinco años, cinco, para renovar el CGPJ. El afán por hacer las cosas en el momento oportuno es loable, claro que sí; pero nos corroe. Entiendo a la gente interesada en la puntualidad. Sin embargo, se aboca a una existencia de sinsabores, atormentada, y quizá innecesaria. Por suerte, con paciencia uno se cura de las expectativas altísimas. Lo dice alguien que durante décadas fue el que llegaba puntual a las citas, incluso con antelación, y perdía la cabeza esperando a los demás. Pero entonces aprendí a ser un poco cantamañanas y a llegar ligeramente tarde; no tanto a llegar tarde como a restar importancia a llegar a la hora. Hace tres años leí en The New York Times un titular que me inquietó: «Ser puntual se pone de moda», decía. Aquello casi me hizo dudar. Pero ya me había acostumbrado a pensar que retrasarse es la única forma de llegar buena para los nervios. Al fin y al cabo, todos los demás van a aparecer siempre con retraso, cuando les dé la gana. Por otra parte, había aprendido a decir que el tráfico estaba fatal, que la vida me arrollaba, o que pensaba que habíamos quedado a y cuarto. Llegar un poco tarde es la máxima premura a la que el ser humano alcanza sus metas. Y cuando lo hace, demuestra que a veces las cosas que van mal funcionan igual.