Los secretos del genio Miguel Ángel: el encargo que casi le cuesta la vida, el amor por un joven o la traición a los Médici

Hay varias noticias de actualidad, relacionadas con el pintor y escultor Miguel Ángel Buenorroti que afectan directamente a esta sección epistolar. La primera: el Vaticano ha informado de que no pagará el rescate de varias cartas del artista que se robaron en 1997, de gran valor, y por las que acaban de pedir un rescate.

Los ladrones han pedido 200 mil euros por varias cartas firmadas por él y el Vaticano dice que no lo va a pagar, se van a limitar a seguir colaborando con la Policía. Las cartas fueron robadas de los Archivos de la Fábrica de la basílica de San Pedro y todo esto coincide con la noticia de la restauración de 342 cartas del artista dentro de un proyecto que se presentó hace poco.

De Miguel Ángel, nacido en 1475, y sus corresponsales se conservan gran cantidad de documentos y cartas que escuchamos en este especial como su primer contrato de becario firmado por su padre con el taller de dos hermanos artistas muy destacados de la época. Pronto en el taller de los hermanos comenzó a destacar y le salió un mecenas de lujo: Lorenzo de Médici, alias el Magnífico, que lo acogió en su casa para trabajar en el jardín de San Marcos como aprendiz de escultura junto a otros jóvenes talentos. En ese momento, Lorenzo, ostentaba el poder de Florencia bajo un clima de mucha tensión política. El artista tuvo que sobrevivir a los distintos cambios políticos, al asedio de Florencia, a la expulsión de los Médici y a las muertes de diferentes papas que se fueron convirtiendo en sus mecenas. Destaca la compleja relación que tuvo con Julio II mientras trabajaba en su mausoleo -el proyecto más complicado de su carrera- o la Capilla Sixtina.

Hablamos de misivas, publicadas en España por Alianza Editorial, muy interesantes como aquella donde Miguel Ángel relata uno de sus primeros encargos, la falsificación de un "Cupido durmiente" y que le ayudó a conseguir su primer trabajo, las compartidas con su familia, preocupada por su excesivo estilo de vida austero o sus discusiones económicas con ellos -el creador se quejaba que no tenía "un céntimo" aunque en realidad ya era rico-.

El otro Miguel Ángel: falsificador de arte, competitivo, austero y poeta

Miguel Ángel vivía de manera muy solitaria, tuvo pocos amigos, era muy desconfiado y trabajaba demasiado, aunque le costara la salud. Trabajó a tanta velocidad en la Capilla Sixtina que pensó que moriría en el intento. También destaca la correspondencia que detalla su huida de Florencia por el miedo a represalias de los Médici tras apoyar a sus enemigos por el poder en la ciudad.

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El artista no se casó ni tuvo hijos, aunque sí que cultivó una profunda amistad con la marquesa de Pescara, una mujer muy culta que organizaba tertulias en Roma, a las que asistía Miguel Ángel mientras trabajaba en el Juicio Final. En estas tertulias fue donde se curtió el Miguel Ángel poeta, una faceta más desconocida del artista. Se editaron algunos de sus sonetos y madrigales. Sus cartas también apuntan a que tuvo una relación sentimental con un joven, Tommaso, al que regaló varios de sus dibujos, 34 años más joven que él. Durante años, se quiso ocultar el contenido de estas misivas.

La fortuna de Miguel Ángel oculta bajo el colchón

En sus últimos años, al no tener descendencia, compartió mucha correspondencia con su sobrino Leonardo al que ayudó financieramente. A su vez, lo atacaba continuamente. Cuando falleció Miguel Ángel en 1564, con 88 años, su sobrino protegió su legado y convirtió la casa familiar en un museo. Descubrieron que debajo de su cama guardaba una importante suma de dinero, vivía de forma austera pero fue uno de los artistas más ricos de su época y lo más importante: uno de los más trascendentales.

A partir de este sábado, a las 18:00, Cartagrafías va a tener otra vida como programa independiente de una hora con la propuesta de visitar lugares del mundo a través de la correspondencia de sus personajes ilustres.