Perdámonos de vista

Galicia

Cualquier forma que adopten unas vacaciones de verano remite, en esencia, a un acto de desaparición. Estás, y al día siguiente te esfumas. Haces, y de golpe dejas que haga otro. No necesitas nada de lo que ves o tienes cerca de diario. Resulta agradable perder cosas y personas de vista. En ese momento, cuando se quiebra la rutina, se abre un período de tiempo variable en el que intentas que todo aquello de lo que normalmente estás pendiente te dé igual. «Me da igual» quizá sea la frase que define mejor unas vacaciones. Te vas e intentas desde ese momento no enterarte de mucho, cuando hasta entonces tu vida consistía en estar al corriente de casi todo. Hay cierta pretensión de dar la espalda a la realidad tal y como estás acostumbrado a relacionarte con ella; y que no pase nada grave. La ignorancia, a su manera, también sabe. Pensar que algunas cosas irán a mejor a la vuelta solo por el hecho de no acordarte de ellas es casi un derecho. Vivir consiste en un dejarse en paz de vez en cuando. Quién sabe si el gran logro de la inteligencia no será que muchas cosas nos traigan sin cuidado temporalmente. A partir de cierto día, por ejemplo hoy, cualquier asunto importante debería producirnos encogimiento de hombros, mientras nos entregamos a la delicada tarea de desaparecer. Felices vacaciones. Intenten no hacer nada. El mundo mejorará automáticamente.