Por qué me gusta ir con mis hijos a comer a restaurantes
Cuando crezcan un poco más, tendré que explicarles que la gastronomía va más allá de los 'nuggets' de pollo y de los macarrones con tomate
Madrid
¿Por qué me gusta ir con mis hijos a comer a restaurantes? Porque, para mí, la gastronomía es un acto cultural. Porque, de la misma manera que llevarles al teatro o a un concierto les educa, comer fuera de casa, sentarse en mesas ajenas o probar otras mezclas de ingredientes también es una manera de educarles en la forma de relacionarse con la comida y con otras personas. Es un acto social, uno de los primeros en los que participa un niño.
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Pero claro, son niños... y, para un padre foodie, la mayor parte de los intentos acaban siendo frustrantes porque todos, yo el primero, proyectamos en los peques nuestros propios gustos, nuestra pasión, como si ellos fueran a entender todo el significado de sentarse a una mesa, de probar un plato especial. Así que les llevo porque a mí me gusta comer, pero también porque me encantaría que a ellos les gustara tanto como a mí.
Sin embargo, cuando crezcan un poco más, tendré que explicarles que la gastronomía es más que los nuggets de pollo con patatas o los macarrones con tomate; que un postre no siempre tiene que ser un helado.; que la mayoría de los menús infantiles que se ofrecen en los restaurantes son previsibles, a veces poco saludables, y casi siempre nada originales.
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El pasado mes de junio me senté a comer en una terraza de un restaurante. En su fachada lucía un cartel, grande, con su menú infantil: pollo empanado o hamburguesa, con patatas o pasta. Elegimos el pollo con pasta, pero la responsable de la sala nos dijo: 'Uy, no, con pasta no, que tengo que inutilizar un fuego para cocerla'. ¡Qué suerte vivir en el país de los niños patata!
Pedro Blanco
Llegué a la SER en 1996 y desde entonces he trabajado...