A vivir que son dos díasLa píldora de Tallón
Opinión

Exceso de la realidad

"En cualquier momento la realidad nos cae encima y nos mata. Y a lo mejor es una buena noticia, porque así no habrá más noticias"

Exceso de la realidad

Galicia

Hay un exceso de realidad en el aire. Puedes volverte loco si pretendes estar totalmente informado de lo que te rodea. Es un milagro que con tanto presente haya hueco para el pasado. De hecho, el pasado también está sucediendo. Existimos, como quien dice, en gerundio, a través de una sucesión tenaz de acontecimientos, que quieren pasar siempre por importantes. En cualquier momento la realidad nos cae encima y nos mata. Y a lo mejor es una buena noticia, porque así no habrá más noticias. Si eso sucede, me recordará mucho a la historia de los hermanos Collyer. Hace algo más de un siglo heredaron una enorme fortuna y una mansión de cuatro pisos en Harlem, y se aislaron del mundo, desconectaron el timbre, cortaron el cable del teléfono y la corriente eléctrica, y tapiaron las ventajas. Homer era paralítico y ciego, y Langley salía por las noches a recoger toda suerte de objetos: motores, árboles de navidad, relojes, discos, libros, los periódicos impresos en la ciudad de Nueva York durante 35 años, fusiles, ametralladoras, máquinas de rayos X, piraguas, maniquíes, cadáveres de caballos, cientos de instrumentos de música, incluyendo catorce pianos, hasta un Ford T, que desmontó y montó en el interior de casa. Un día, ante el mal olor que salía de la mansión, la policía entró y descubrió a Homer muerto en una silla, por inanición. El cadáver de Langley tardaron dieciocho días en encontrarlo, para lo cual tuvieron que mover 140 toneladas de basura. Habían muerto por un exceso de realidad doméstica.