Deportistas y además militares: el Gobierno abre la puerta al modelo del CSKA ruso

El Ministerio de Defensa ha confirmado que va a reservar 50 plazas de tropa y marinería de la convocatoria del próximo año para deportistas de élite que quieran formar parte de las Fuerzas Armadas. Es un modelo que existe ya en otros países y, de hecho, la relación entre ambos sectores no es tampoco extraña en el caso de nuestro país. Sin ir más lejos, el piragüista y medallista olímpico Carlos Arévalo es cabo del Ejército de Tierra, y otro medallista en París como el judoca Fran Garrigós es sargento del Ejército del Aire.

Los deportistas que pueden acceder a estas plazas deberán haber terminado la Educación Secundaria Obligatoria, estar acreditados al máximo nivel por el Consejo Superior de Deportes y tener entre 18 y 29 años. Posteriormente, podrán seguir con su carrera en las Fuerzas Armadas si así lo consideran, o bien pasar a la reserva.

La idea de España ya es una realidad desde hace años en otros países. Italia lleva un tiempo promocionando esta vinculación entre deporte de élite y Ejército. De hecho, en los Juegos de 2020 un tercio de los participantes italianos formaban parte de las Fuerzas Armadas, y dos de ellos consiguieron medalla de oro en las categorías masculinas de 100 metros lisos (Marcell Jacobs) y salto de altura (Gian Marco Tamberi).

Decenas de atletas alemanes también son militares, y quienes pertenecen al ejército germano deben participar una semana al año en una instrucción militar. En muchos casos una vez finalizado el primer contrato, pueden hacer carrera como soldados temporales o instructores deportivos militares. Caso aparte son los países, como Corea del Sur, donde el hecho de ser deportista de élite por lo general no exime a ningún ciudadano del país de hacer un servicio militar obligatorio.

Clubes de tradición militar

Ahora bien, si hablamos de una vinculación histórica entre deporte y ejército es inevitable recordar cuatro siglas: CSKA. Todos los equipos deportivos de los países del este con esta nomenclatura son en esencia clubes deportivos del ejército. CSKA es una marca especialmente poderosa en Rusia, que la ha heredado de la Unión Soviética. De hecho, una de las condiciones del Comité Olímpico Internacional para que los atletas rusos pudieran competir en los Juegos de París fue que no tuvieran vínculos con el CSKA. Y eso eliminó a la inmensa mayoría.

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Desde 1923, CSKA es sinónimo de militares, ya que ese fue el año en que se transfirió al Ejército Rojo. La misma marca y la misma vinculación guarda el CSKA de Sofía búlgaro.

También otros clubes históricos hunden sus raíces en el ejército de sus países. Es el caso del FAR Rabat (que directamente se traduce por Club de las Reales Fuerzas Armadas), el Partizán de Belgrado o el Legia de Varsovia (fundado por militares en plena I Guerra Mundial)