«¿Qué tal?»
"Decir realmente cómo estás, y qué cúmulo de factores te ha abocado a sentirte así, te llevaría horas, días, años, y, en última estancia, al final de la respuesta, la conclusión es que estarías bien y mal al mismo tiempo"
La píldora de Tallón | «¿Qué tal?»
Galicia
Todos los días, y a veces varias veces al día, preguntamos a alguien «Qué tal». Es el comienzo de conversación más sencillo y eficaz de la historia. Imposible mejorarlo. No hay ni que pensar en él. Sale solo, y que las cosas se hagan solas produce un placer indescriptible. Imagina iniciar un diálogo diciendo «¿Sigue viva tu abuela?», o «¿Cuántas veces a la semana comes verdura?, o peor aún: «Ya me enteré de que cobras en negro, hijo de puta». La gente prefiere no complicarse la vida en la primera frase. Y lo entiendo. Te preguntan «Qué tal» y respondes «Bien». Puedes incluso responder «Mal». Ambas opciones representan dos maneras de no decir gran cosa, antes de pasar a otro asunto, o simplemente despedirse. «Bien» y «Mal» son ficciones maravillosas, palabras breves y directas, muy útiles para quitarse de encima una pregunta, por lo demás, inabordable, quizás imposible de responder. Decir realmente cómo estás, y qué cúmulo de factores te ha abocado a sentirte así, te llevaría horas, días, años, y, en última estancia, al final de la respuesta, la conclusión es que estarías bien y mal al mismo tiempo. Y eso es muy difícil de hacer entender. La gente rehúye la gestión de las contradicciones, o reconocerlas. A menudo nos sentimos culpables, o inútiles, o unos impostores por situarnos en polos opuestos a la vez. Pero estar bien y mal es quizás la única verdad que podemos contar sobre nuestro estado. Pero si no quieres entrar en honduras, cuando alguien te pregunta «Qué tal», siempre puedes responder «Qué tal tú».