Sociedad

Su marido murió, ella echaba 17 horas diarias en el bar y sonó el teléfono: alguien quería darle los 400.000 euros del Gordo y un abrazo

Ha pasado de trabajar todos los días unas 17 horas a organizarse los tiempos con tranquilidad: "Es un alivio poder respirar"

El abrazo entre Manolo y Teresa a las puertas de la administración tras ganar 'El Gordo' / ESPERANZA CALZADO (LA CONTRA DE JAÉN)

El abrazo entre Manolo y Teresa a las puertas de la administración tras ganar 'El Gordo'

Madrid

"¡Mamá, papi nos ha ayudado, papi nos ha ayudado!", repetía al otro lado del teléfono la hija de Teresa de forma insistente el pasado 22 de diciembre. Había tocado El Gordo en Jaén y el número premiado era el que jugaba la asociación Lola Torres, a la que pertenece Teresa desde hace 46 años. Allí, bailando, conoció a Rufino, su marido. Él llegó a ser el director del festival Folk del Mundo y le encantaba compartir la lotería de Navidad con sus amigos: "Rufo era muy cansino, tenía que vender más lotería que nadie de la asociación. Decía "la Lola Torres nos tiene que dar un año de estos el alegrón".

Pero Rufo no llegó a verlo. Un infarto fulminante se lo llevó con 50 años, cuando estaba reformando un local para convertirlo en un bar. Era 2020, el verano de la pandemia: "Yo me quedé empotrada en un sofá. Y un amigo y mi familia se hicieron cargo de terminar el restaurante. Luego me dijeron "pues aquí tiene la llave, el restaurante está terminado". Pero eso hay que pagarlo, así que allí que estuvimos trabajando duro".

Teresa se levantaba todos los días a las 5 de la mañana para poder abrir Maricastaña y desde entonces no paraba de trabajar. Desde los desayunos a las cenas: "Del orden de 16, 17 ó 18 horas diarias. Era agotador. Y ya no era solo el trabajo, era entrar a ese local donde el mismo día que mi marido se fue, habíamos descargado una furgoneta de ladrillos. Imagínate pasar todos los días por ese rincón".

Absorta por el trabajo y "achuchá" de dinero, Teresa ni había comprado la lotería de Lola Torres, pero un día, volviendo de dar clases de baile a personas mayores en la asociación, pasó por la administración de Manolo y compró un décimo. El día del sorteo abrieron el bar a las 8 de la mañana y una compañera dijo que tenía el presentimiento de que saldrían en la tele: "Vamos a pintarnos los labios de rojo", dijo, pero Teresa no hizo mucho caso y se fue a preparar un catering. Dejó el móvil en la cocina y no oyó que su teléfono no paraba de sonar. Esa compañera del bar que tenía los labios de rojo tuvo que acabar llamándola a un fijo: "Me dijo "Tere, bájate, que te ha tocado la lotería". Y yo, como había estado de cachondeo antes, dije, "por favor, no nos va a dar tiempo a darle de comer a tanta gente. Tengo que preparar esto, deja ya la broma" y les colgué el teléfono y seguí trabajando".

Teresa siguió con el catering pero fue a por su teléfono. Fue entonces cuando le llamó su hija llorando y le contó que les había tocado El Gordo: "Eso a nosotros no nos puede pasar. Eso es imposible, hija", le respondió. Pero su hija fue más contundente: "Mami, que lo tengo en la mano". Poco después estaban juntas y con Rufo estaba muy presente: "Papá nos ha ayudado, papá nos ha ayudado".

Cuando miró el teléfono con más calma, vio que la primera llamada había sido la de Manolo, el de la administración, así que le contactó: "Solamente me dijo "Tere, dime que llevas un décimo". Y le conteste que sí. "Pues baja que necesito abrazarte", me dijo. Llegué, le di un abrazo y me fui". Teresa tenía que continuar trabajando.

Teresa y el dueño de la administración, Manolo Aceituno, atendiendo a la prensa tras conocer que habían ganado 'El Gordo'

Teresa y el dueño de la administración, Manolo Aceituno, atendiendo a la prensa tras conocer que habían ganado 'El Gordo' / ESPERANZA CALZADO (LA CONTRA DE JAÉN)

Teresa y el dueño de la administración, Manolo Aceituno, atendiendo a la prensa tras conocer que habían ganado 'El Gordo'

Teresa y el dueño de la administración, Manolo Aceituno, atendiendo a la prensa tras conocer que habían ganado 'El Gordo' / ESPERANZA CALZADO (LA CONTRA DE JAÉN)

Aunque le tocó la lotería, sigue trabajando, pero a otro ritmo muy diferente. Decidió cerrar ese restaurante que le producía tanto dolor cuando lo atravesaba y centrarse exclusivamente en el catering, "haciendo las cosas con gusto sin ese agobio del día a día".

La vida de Teresa ha cambiado por completo. Veía imposible que le tocara El Gordo, pero lo ganó: "De verdad que puede pasar y te puede ayudar a respirar, a llenar los pulmones de aire. Ahora puedo acostarme tranquila. Tu vida no cambia pero es un alivio. Es un alivio poder respirar".

Elisa Muñoz

Elisa Muñoz

Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...

 
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