Quidditch para muggles: ¿Cómo han adaptado los fans de Harry Potter el deporte ideado por J.K. Rowling?
El quádbol surgió como inspiración de los seguidores de la saga y ya se ha convertido en un fenómeno que ha traspasado fronteras
Madrid
La 'Pottermanía' se ha ido abriendo paso en el calendario deportivo de una manera que a buen seguro ni siquiera J.K. Rowling llegó a imaginar. De su cabeza nació el quidditch, deporte mágico que se convirtió en una de las grandes pasiones del joven Harry Potter en sus archiconocidas obras literarias que más tarde se abrieron paso en la gran pantalla. Más de 27 años después de su primer libro, 'Harry Potter y la piedra filosofal', la saga es ya una de las más conocidas de la historia y todo un fenómeno que continúa dando réditos a su creadora.
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A las ventas de los ejemplares hubo que sumar en poco tiempo las astronómicas cifras de recaudación de la filmografía. Ello, acompañado de un sinfín de beneficios por derechos que continúan acrecentándose en base a 'merchandising' de todo tipo, nuevas obras relacionadas con este mundo o incluso nuevas grabaciones en ciernes, como la serie de Harry Potter que prepara la plataforma de streaming 'HBO'. Harry Potter ha ido rompiendo barreras hasta convertirse en una marca propia que mueve a las masas, que décadas después tratan de emularle reinventando sus hazañas.
En lo deportivo, sin embargo, existen numerosos impedimentos que han imposibilitado hacer del quidditch un deporte calcado a aquel que ideó la escritora británica. Era obligado prescindir de escobas voladoras, snitchs doradas que escapaban de los buscadores a una velocidad endiablada o bludgers con vida propia y capacidad para golpear por sí mismas a los jugadores. Sin embargo, retocando el reglamento, ha sido posible adaptar el deporte favorito de Harry Potter a las cualidades de los muggles (personas no magas).
Del quidditch al quádbol
Hace casi dos décadas que los fans de la saga se salieron con la suya en su empeño por practicar un deporte con un parecido al quidditch que no es ni mucho menos casual. El quádbol -así es como los muggles renombraron a este deporte- nació allá por 2005, muchos años antes incluso de que el 'boom' de las películas tocase a su fin. Su origen, eso sí, radicó a miles de kilómetros del lugar de origen Rowling, puesto que los primeros en readaptar su idea fueron estudiantes estadounidenses. Fue en la universidad privada de Middlebury College donde se recogieron por primera vez partidos de esta disciplina, que en poco tiempo ha dejado de ser un 'hobbie' entre unos pocos colegas a ser un deporte que ha traspasado fronteras.
A ojos de sus 'inventores' (obviando el papel esencial de J.K. Rowling), el quádbol es un deporte no tradicional que ha rescatado muchas características de su 'hermano' mágico. Todas ellas se encuentran recogidas en las reglas de la IQA (Asociación Internacional de Quádbol). Dos equipos de siete jugadores se enfrentan entre sí, portando unas particulares 'escobas' de PVC que deben llevar siempre entre las piernas, con tres aros verticales y a diferentes alturas en cada uno de los fondos de un campo rectangular. Su objetivo es conseguir más puntos que el rival en el momento en el que se atrape a la 'nueva' snitch, ahora llamada flag y consistente en una pelota tipo tenis que porta un jugador extra (imparcial) metida en una media.
Para aclarar conceptos, es esencial saber que la manera de ir sumando puntos antes de la salida del 'flag runner' es introducir una pelota de voleibol entre los aros, el equivalente a la quaffle en el quidditch. Cada 'gol', en este caso, equivale a 10 puntos. Pero además aparecen en escena tres pelotas de balón prisionero que harán las veces de bludgers, es decir, utensilios defensivos claves para frenar a los atacantes contrarios.
No obstante, no todos los jugadores pueden tocar cualquier bola. Cada posición en el equipo tiene reservada una función. Los cazadores (atacantes) son los únicos con capacidad para mover la pelota de voleibol a lo largo y ancho del campo con el objetivo de abrirse paso hacia los aros. Enfrente, tendrán que vérselas con un guardián (portero) y con una línea de golpeadores (defensas), cuya misión será la de golpear a los rivales lanzándoles las pelotas de balón prisionero. Ser impactado por uno de estos balones implica la obligación de soltar la bola, quedando además neutralizado en el juego y sin posibilidad de participar en un tiempo determinado.
Por último, los buscadores sólo podrán intervenir a partir del minuto 19. Su único cometido es el de capturar la flag. Quien lo consigue suma 30 puntos al casillero de su equipo y, además, tiene la capacidad de concluir el partido.
El quádbol en España
A nivel español, la fiebre por la obra de J.K. Rowling animó a sus más fieles a seguir los pasos hace casi una década. La Asociación de Quádbol de España tuvo su origen en 2015, acogiendo desde entonces a los clubes de distintas partes del país que disputan anualmente la Copa de España. Además, el crecimiento global de este deporte ya ha permitido formar rápidamente competiciones a nivel continental en las que se enfrentan lo mejor de lo mejor de cada nación de Europa.
Galicia es, de momento, la región dominante en lo que a títulos se refiere dentro del torneo doméstico. Los dos títulos de Lumos Compostela y Dementores de A Coruña han disparado a los gallegos en este escueto palmarés, en el que también aparecen los dos campeonatos de Malaka Vikings (actuales campeones) o los dos trofeos que se han repartido en la capital Madrid Lynx y Madrid Wolves.
La alta competitividad, de hecho, ya ha empezado a dar resultado en los compromisos internacionales de selecciones. Y es que el pasado 2023 la Selección Española estrenó su palmarés conquistando la Quadball Nations Cup en una final puramente mediterránea contra Italia.
Su próximo gran reto está también marcado en rojo en el calendario, siendo la Copa del Mundo del 2025 el mayor atractivo del próximo año en la temporada de quádbol. Bélgica será la organizadora de este evento, que congregará a deportistas y fans de Harry Potter del 11 al 13 de julio. Y pretende celebrarse por todo lo alto, ya que la sede anunciada es ni más ni menos que el Proximus Basecamp, es decir, el cuartel general de la selección belga de fútbol. El mismo lugar que ha visto despuntar a los Courtois, De Bruyne, Hazard y un largo etcétera presenciará durante estas jornadas la gran batalla de los muggles.