¿Estamos colocando al revés el 'tupper' con algunas comidas?
El truco de un cocinillas brasileño ha sorprendido a muchos
Madrid
La cocina moderna no sería la misma sin inventos como la nevera, la inducción o el lavavajillas, pero tampoco conviene pasar por alto la utilidad de las fiambreras herméticas. Unos artilugios que han acabado adoptando el nombre de una marca (Tupperware): la RAE, de hecho, incluyó 'táper' en su diccoionario en 2014.
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Hay táperes de todas las formas, tamaños y colores. Pero su evolución también ha afectado a los materiales: de plástico, de metal, de vidrio, de bambú... ¡Incluso sirvió como inspiración para una teoría económica a Santiago Niño Becerra! Todos son igual de útiles, especialmente en épocas en las que cocinamos grandes cantidades de comida —como la Navidad— o para quienes deciden preparar de golpe casi todos los menús de la semana (batchcooking), ya sea para ellos mismo o para sus seres queridos. El ingrediente secreto de muchos platos, según suelen decir quienes cocinan, es el cariño.
Ahora mismo, de hecho, en España hay millones de fiambreras con sobras de pavo, de cordero, de cochinillo, de pularda, de vitello tonnato, de crema de marisco, de besugo al horno, de escudella, de sopa de galets, de col lombarda, de canelones, de solomillo Wellington, de turrón...
Pero el tuitero brasileño Sidnelson acaba de publicar un vídeo que muestra una forma mucho más sencilla de guardar, por ejemplo, un pedazo de tarta. Un truco sencillo que, sin embargo, puede resultar muy práctico para quienes necesiten guardar algo delicado —un flan o un rulo de ensaladilla, por ejemplo— en un táper en el que quepa justo.
Sencillo y efectivo
"Acabo de descubrir, a mis 40 años, que estaba guardando el pastel de forma equivocada", ha asegurado en la publicación que ha compartido y que ya cuenta con más de 12.000 'me gusta' en la red social.
Su método consiste en algo tan simple como intercambiar la función del recipiente y de la tapa: colocar el pastel que ha sobrado sobre un plástico con el cierre hermético es tan cómodo como pasarlo a un plato o una bandeja. Para preservarlo y que nos dure unos cuantos días más, en cambio, se puede cubrir con la parte en la que, habitualmente, colocamos la comida. Es decir: un táper del revés. Tan sencillo (y tan efectivo) como eso.
De esa manera evitamos contorsiones y posturas forzadas que, en muchos casos, pueden acabar con el pastel desestructurado o, en el peor de los casos, con un esguince en la muñeca.