Descubrió uno de los mayores lagos de la Tierra y lanzó una teoría que le hizo perderlo todo, pero tenía razón

Madrid

El lago Victoria es el segundo lago de agua dulce más grande de la Tierra, únicamente superado por el lago Superior de Norteamérica. Su descubrimiento, asegura Esther Sánchez, fue "la manzana de la discordia en una de las broncas más absurdas de la historia", que terminó con una amistad rota: la de John Hanning Speke y Richard Burton.

Speke, que trabajaba bajo las órdenes de Burton, escuchó que había un gran lago a quince días de distancia de donde se encontraban en ese momento. "Se olió la aventura y le suplicó a Burton que le dejara investigar. Entonces, Burton, que estaba enfermo", le dio permiso. El británico, que estaba "medio ciego y casi sordo", consiguió llegar al ansiado lago.

La pugna entre Speke y Burton

Una vez allí, Speke lo bautizó como lago Victoria en honor a la reina Victoria y comenzó a afirmar que era la fuente del Nilo Blanco. Burton se negó a creerle, ya que envidiaba que su subordinado hubiera descubierto el lago y no él. Esto provocó una disputa entre ambos, en la que cada uno defendía su postura, y Speke terminó perdiendo su trabajo junto a Burton, a pesar de que, posteriormente, se demostró que tenía razón en su teoría.

Fue el periodista Henry Morton Stanley quien inspeccionó las cabeceras del Nilo Blanco y validó la hipótesis de Speke. No obstante, antes de que esto sucediera, alguien muy importante ya había creído en su teoría: el escritor y dramaturgo francés Julio Verne, quien, una vez más, se adelantó a la historia.

Pese a este acierto, Julio Verne también cometió errores en sus relatos. En una ocasión, basándose en lo publicado por Ptolomeo, incluyó en sus escritos del siglo II la existencia de las "Montañas de la Luna", afirmando con rotundidad: "Existen y punto". Sin embargo, la realidad demostró lo contrario, ya que esas montañas nunca han sido halladas, ni en aquel tiempo ni en la actualidad.