Una respuesta calibrada y en el "momento oportuno": Bruselas prepara su arsenal a la espera de los aranceles de Trump
La Comisión guarda cautela y evita valorar el impacto de los aranceles hasta el anuncio de Trump, pero insiste en que tiene las herramientas suficientes para "contraatacar" minimizando el impacto en la economía europea

Bruselas
La Comisión mantiene la prudencia y no quiere adelantarse a un anuncio que todavía no se ha producido, aunque como repetía la presidenta de la Comisión ayer en una comparecencia en el Parlamento Europeo, “todos los instrumentos están encima de la mesa” y la Unión Europea “tiene la fortaleza suficiente para contraatacar y proteger sus intereses con una respuesta equilibrada”.
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Las relaciones comerciales entre Europa y EEUU representan el 30% del comercio mundial de bienes y servicios. La escalada arancelaria de Donald Trump será una pesadilla para los importadores estadounidenses y un monstruo burocrático, sostiene la presidenta de la Comisión, que responde que Bruselas está preparada para responder y "contraatacar" a estas medidas.
El instrumento anticoerción
Y una de las herramientas del ejecutivo comunitario es el llamado instrumento anticoerción, conocida como la bazuca. Es una normativa con la que cuentan los Veintisiete desde el año 2023, que se diseñó precisamente durante el primer mandato de Donald Trump para responder al chantaje comercial, aunque lo hicieron también pensando en China.
Esta herramienta permite golpear a los servicios, a una empresa concreta, o cerrar la puerta a la participación de compañías de un país, en este caso Estados Unidos, en los concursos públicos.
Sería la respuesta más contundente si se llega a aplicar junto a las medidas recíprocas, un conjunto de aranceles en los que sigue trabajando la Comisión, y que ya ha avanzado que serán "muy selectivos" y que incidirán sobre productos muy localizados.
En principio, esta respuesta recíproca se activaría a mediados de abril, recuperando los aranceles que ya teníamos en 2018 a productos como el whisky o las motocicletas, y añadiendo una lista nueva hasta alcanzar un coste económico de 26.000 millones, maximizando el impacto en Estados Unidos y minimizándolo en Europa.
Reto a la unidad
Bruselas siempre ha tendido la mano al diálogo, lo sigue haciendo, y se ha movido en los últimos meses. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, estuvo la semana pasada en Washington junto al todopoderoso jefe de gabinete de Von der Leyen, para reunirse con el secretario de comercio de EEUU.
Cuando llegó a Bruselas dijo que "no se puede aplaudir con una sola mano", dejando claro que la administración de Donald Trump no pretendía llegar a ningún tipo de negociación que evitara el peor de los escenarios: una batalla comercial que también pone en el centro la fortaleza de la los Veintisiete para avalar la respuesta de la Comisión, que es la que tiene la competencia en política comercial.
Porque cada capital tiene sus prioridades o sus propios intereses, pero la respuesta será en bloque. "Esa es nuestra fortaleza", repetía Von der Leyen este martes: un partido de uno frente a 27 que responden con una sola voz.
Pensar a largo plazo
Esta batalla, que en Bruselas repiten que ellos no han empezado, golpea el tablero del comercio mundial y obliga a pensar a largo plazo. Por eso, otra de las estrategias que se vienen aplicando en la Comisión pasa por diversificar los mercados.
De ahí el acuerdo con Mercosur, que Francia, hasta ahora uno de los países más críticos, ha pedido acelerar, o los movimientos para ampliar los socios comerciales en Asia, con el anuncio de un acuerdo con la India a finales de año o la Cumbre que se celebra este jueves y viernes en Uzbekistán entre la Unión Europea y cinco países de Asía Central.

Enrique García
(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...