El fin de la seducción americana
"Estados Unidos fue, quizás sea aún el país más fascinante. Durante décadas ha sabido hipnotizarnos para sentir interés por cuanto venía de allí, hasta convertir su influencia en una parte de nosotros, sin la cual los días seguramente perderían color "

El escritor y periodista Xoán Tallón / Cadena SER

Galicia
Estados Unidos fue, quizás sea aún el país más fascinante. Durante décadas ha sabido hipnotizarnos para sentir interés por cuanto venía de allí, hasta convertir su influencia en una parte de nosotros, sin la cual los días seguramente perderían color. Han sabido ejecutar la colonización más eficaz de todas las épocas a través de la seducción por el consumo masivo: da igual el qué, siempre se las ingeniaban para crearnos su necesidad. Es así como vemos sus películas sin descanso, oímos su música, desayunamos sus cereales, almorzamos sus hamburguesas, bebemos sus refrescos, dormimos en sus hoteles aunque nos movamos por Europa, ponemos de ejemplo sus medios de comunicación, sus universidades, nos hacemos con su tecnología, calzamos sus zapatillas, vestimos sus vaqueros, leemos a sus escritores, viajamos a sus ciudades, admiramos sus iconos deportivos, políticos, culturales, sus marcas, conmemoramos sus fiestas, adoptamos sus superhéroes, estudiamos su lengua, envidiamos su competitividad, su capacidad para traducirlo todo a dinero, ponemos por las nubes el sueño americano, la democracia americana, la economía, el dólar, la maquinaria, los pioneros, los espectáculos, los intelectuales americanos. De la mañana a la noche, del primer al último día del año, de la infancia a la vejez recibimos sin parar impactos mediáticos y mercancías estadounidenses. No menos fascinante que todo esto, sin embargo, es que estemos asistiendo al principio del fin de semejante seducción. Solo ellos mismos podían tumbar su propio coloso. Increíble.




