Libros, libreros y librerías, un acto de resistencia política

Nunca se habían vendido y leído tantos libros en España como el año pasado. 77 millones de ejemplares, un 5,6% más que en 2023, sin contar los libros de texto ni los digitales o audiolibros. 77 millones de libros en papel, un récord histórico desde que hay registros, somos líderes en Europa. Según las estimaciones del sector, además, el mercado del libro todavía puede crecer entre un 5 y un 7% en 2025.

El sector del libro registra un récord histórico en 2024

Ojalá leer tanto sirva para lo que creía que podía servir Mario Vargas Llosa, fomentar la empatía, reducir la violencia, soñar con lo imposible. El escritor peruano es uno de los muchos que recoge Juan Cruz en Secreto y pasión de la literatura, un delicioso recopilatorio de anécdotas, entrevistas, historias de la reciente vida literaria española e hispanoamericana, que ha publicado con Tusquets. "Un abrazo a la literatura, a los lectores y a las editoriales", contaba el escritor en la presentación del libro en el Instituto Cervantes.

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Juan Cruz confesaba esta semana que su amigo Vargas Llosa se quedó con ganas de escribir un libro sobre Jean-Paul Sartre. El filósofo es, precisamente, uno de los autores de cabecera y que más ha influido en la obra de Álvaro Pombo. "Por su extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración”, el escritor va a recoger esta semana el Premio Cervantes 2024. Su discurso, nos adelantaba hace un año, irá en torno a El licenciado Vidriera, novela de Cervantes.

Álvaro Pombo, Premio Cervantes 2024: "Miguel de Cervantes era un pringao genial"

La venta de libros está concentrada, sobre todo, en seis fechas clave a lo largo de un año en España. La primera la semana de Reyes, que es cuando más libros compramos y regalamos. Le siguen la fiesta de Sant Jordi, la semana en la que se celebra la Feria del Libro de Barcelona; y la Feria del Libro de Madrid, que engloban un tercio de las ventas totales anuales. En 2024, en Catalunña se vendieron durante la semana de Sant Jordi casi dos millones de libros, es una tercera parte de la facturación de todo el año. Por eso el sector pone mucho mimo en el diseño de los espacios de venta, que en todas las localidades ocupan las calles más emblemáticas. Este año, en Barcelona habrá 348 paradas de libros que ocuparan todo el paseo de Gracia, Rambla de Catalunya y las ramblas en el centro. También repite el espacio de cómic y literatura infantil y juvenil, que cada año gana más adeptos.

Esta semana se estrena Cien libros juntas, un documental de Marga Meliá, una preciosa oda a la lectura, a la amistad y al diálogo, donde las mujeres mayores son las protagonistas. Después de casi 100 libros leídos en común, cinco amigas jubiladas pasan juntas un fin de semana en las montañas para celebrar los 10 años de su club de lectura. Algo parecido vimos en Book Club, con Diane Keaton y Jane Fonda, entre otras, disfrutando de 50 sombras de Grey en su club de lectura mensual. Los clubes de lectura son los nuevos refugios -y algo más- para lectores y lectoras. Os lo contamos en un recorrido que ha hecho Raquel García por algunos de ellos.

Librerías y libreros, mucho más que solo vender libros

Otra forma de animar a la lectura es la que se va a poner en marcha en Extremadura estos próximos días. Cabinas literarias se llama esta iniciativa que pretende precisamente eso, instalar antiguas cabinas de teléfono en diferentes municipios, en las que el público puede entrar y escuchar fragmentos de obras literarias interpretados por un conocido actor o actriz. Poemas de Lorca, Gloria Fuertes, Antonio Machado o Emily Dickinson. Un fragmento de El Quijote, una entrada del diccionario de María Moliner o unos versos de Shakespeare en inglés. Una experiencia sensorial que pretende conectar con la literatura y la poesía de manera sorprendente.

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La instalación artística está conformada por 3 llamativas cabinas de teléfono inglesas que se pueden ubicar tanto en espacios al aire libre como cerrados, para lo que se necesitará un punto de luz. Estará disponible al público durante 3 horas. El actor Chema Pizarro, caracterizado como escritor, será el encargado de invitar al público a utilizarlas y facilitarles la información necesaria para su correcto uso. El oyente, al descolgar el teléfono, elegirá entre varios “números literarios” invitándole a emprender un viaje con cada una de las locuciones. Nos lo explica bien nuestra compañera de la SER en Extremadura, Inma Salguero.

Un sentido homenaje a las librerías, a los libreros y libreras

No podíamos celebrar el día del libro sin pasar por Valencia, sin acordarnos de las librerías que sufrieron los efectos de la dana el pasado octubre. Cientos de miles de euros perdidos en stock, mobiliario e infraestructura. Han pasado ya más de cinco meses y muchas no han podido abrir, no han recibido todas las ayudas ni se han recuperado de sus pérdidas, así que esta edición de la Feria del Libro de València va a ser particularmente importante y económicamente vital, ya que será el primer espacio físico en que el poder vender sus ejemplares. Librerías como Passarella, en Picanya, o Bufanúvols, en Catarroja, que lo perdieron todo y de las que no quedaron más que las cuatro paredes que las formaban, como le cuentan sus propietarias a Paula Pérez de Radio Valencia.

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"Nosotros, los libreros y las libreras del mundo, mantenemos viva la llama del pensamiento, de la reflexión, del cambio", escribe Sergio Bang (Madrid, 1976). Librero y gestor cultural, Sergio debuta en la novela con Venimos del fuego, un precioso homenaje a los libreros y libreras y a las librerías, como refugio, lugar de encuentro y de resistencia. El escritor nos lleva al año 1975, a los últimos días de vida del dictador Francisco Franco. Días, semanas, meses de gran agitación en toda España, especialmente en Madrid, por la condena a muerte de tres estudiantes, los últimos fusilados del Franquismo. Entre algaradas y protestas, uno de los actos vandálicos más comunes había sido el atacar las librerías, también por mostrar libros un poco más políticos o con una portada más irreverente. Fraga había aprobado la ley de prensa e imprenta, para dar una falsa apariencia de libertad. Seguía la férrea censura y autocensura.

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Es una novela muy coral, con varios libreros y un periodista. Pero la protagonista de la historia es Alma, una chica a la que le queman su librería, que se queda sin nada, como nos contaban las libreras de Valencia. Alma tiene que empezar de cero en un Madrid convulso y reaccionario, que perseguía todo lo que oliera a progreso, a avance, a libertad. Todo lo que representan los libros y la cultura. Venimos del fuego es una carta de amor a libreros, librerías y a las personas LGTBIQ+, como los protagonistas de la novela, personas de carne y hueso que se dejaron el cuerpo y la vida para que podamos hoy disfrutar de derechos y libertades. Una carta de amor también a la ciudad de Madrid, que recorre el libro y las venas de sus personajes. De todo ello hemos hablado con Sergio Bang, librero y dueño de la Librería Grant en Lavapiés. Toda la entrevista a la carta esta semana.

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"Tanto la literatura como el arte, son formas de recordar, de preservar lo que el tiempo se empeñaba en borrar. Dos formas de asomarse a la memoria colectiva, a las vidas de aquellas personas que nos precedieron con los mismos miedos e inquietudes que tenemos ahora, y a las ideas que nos dejaron cuando todo lo demás ya había desaparecido", escribe Sergio Bang. Es la misma idea que comparte el Guggenheim Bilbao y los comisarios de la exposición que les queremos recomendar: Obras maestras de Budapest.

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El Museo expone un conjunto de 150 dibujos y estampas de los últimos siete siglos, desde la Edad Media y hasta hoy, de grandes artistas como Durero, Da Vinci, Rafael, Rembrandt, Toulouse-Lautrec, Picasso o Goya. Una oportunidad única de contemplar obras maestras sobre papel que vienen de la Galería Nacional Húngara de Budapest.

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Y terminamos en París con la mayor exposición que se ha hecho hasta la fecha del británico David Hockney. La Fundación Louis Vuitton repasa siete décadas de la trayectoria del artista, pero se centra en las del siglo XXI. Es un recorrido que ha disfrutado nuestro corresponsal en París, Vicenç Batalla. “Recordad, no nos pueden cancelar la primavera” es el lema de la grandiosa muestra David Hockney 25, en referencia a los cuadros que pintó durante el confinamiento de la covid en 2020, que le atrapó en una casa en la Normandía francesa. Desde allí, Hockney se dedicó a pintar con su tableta iPad el cambio que observaba en la naturaleza a su alrededor y se lo enviaba a sus amigos con esta frase.

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Ahora, estas imágenes forman parte de esta exposición en las once galerías temporales y las cuatro plantas de la fundación que, como su nombre indica, no solo es un recorrido por algunas de las obras más célebres del artista inglés, sino su evolución en estos 25 primeros años del siglo XXI. Porque sea en su Yorkshire natal, en las californianas colinas de Beverly Hills, en Normandía o, actualmente, en la ciudad de Londres, Hockney continúa indagando en su percepción fascinante de la realidad. Y ajeno al mundanal ruido, son los comisarios de esta exposición quienes hablan por él, como Magdalena Gemra, que nos cuenta que esta exposición fue todo un reto para él.

En realidad, David Hockney es el escenógrafo de esta exposición porque ha elegido las obras que había que mostrar y la manera de hacerlo. Con una coloración en la paredes que varía en función de la época y el tipo de trabajos, pero que nunca es en blanco. Y rodeándose de los amigos de toda su vida, los que ya no están y los que continúan en sus míticos retratos. Desde su compañero Jean-Pierre Gonçalves de Lima a otro de sus valedores durante todos estos años, el comisario invitado Sir Norman Rosenthal.

“Desde que llegó, ha vuelto todos los días y ha pasado muchas horas en la exposición, tres, cuatro horas cada vez. Y, en cada ocasión, trae consigo a un amplio grupo de amigos y familiares. Personas que se pueden reconocer en los retratos que tenemos en la exposición. Ha sido muy conmovedor, es historia viva del arte”, le cuenta Magdalena Gemra a Batalla.

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Desde los años sesenta, Hockney se ha valido de recursos tecnológicos para sus obras como las cámaras fotográficas Polaroid y el vídeo. Y, en este inicio de siglo, de los teléfonos móviles inteligentes y tabletas, que le permiten trabajar más rápido para captar el instante natural que, luego, pasa al papel como cuadro enmarcado. “Mostramos en la exposición varios cuadros con iPad. Porque para él son cuadros en sí. Con diferentes capas, diferentes texturas, diferentes pinceles, diferentes patrones y también una plétora de colores”, explica la comisaria.

Unas técnicas que llegan a dar la mayor composición que nunca haya creado, en 2007, con un cuadro que reproduce en invierno los árboles de un bosque de Yorkshire, de 12 metros de largo por cuatro de alto procedente de la Tate Modern londinense, montado a partir de 50 telas diferentes de máximo detalle. Uno de los momentos álgidos de esta exposición, que mantiene el esplendor del lema escogido. “Hockney ha atravesado numerosas tragedias en su vida. Muchas muertes se sus amigos se produjeron durante la epidemia del sida. No es una vida que haya sido simplemente alegre, como se podría suponer. A partir de ahí, apareció este mensaje y queríamos, realmente, que resonara en la exposición porque es un mensaje de esperanza y alegría”, concluye Gemra.

El recorrido se cierra con homenajes particulares, como los cambios de perspectiva que introdujo Picasso, uno de sus curiosos autorretratos hecho en 2025 mismo y una enorme sala inmersiva con los decorados que ha hecho para la ópera, de Mozart, Wagner o Satie a La consagración de la primavera de Stravinsky.