La historia detrás del autor del 3-3 que forzó la prórroga del Inter-Barça: "El cáncer fue mi suerte. Doy gracias a dios por tenerlo"

Frattesi consumó la eliminación del FC Barcelona, pero el verdadero héroe para la afición del Inter fue Francesco Acerbi, el central italiano que marcó el 3-3 en el descuento y forzó la prórroga cuando los culés ya rozaban una nueva final de Champions. El defensa se quitó la camiseta para celebrarlo, y le dio igual la tarjeta amarilla que le sacó Marciniak por ello. Antes había tenido sus más y sus menos con Íñigo Martínez, e incluso fue protagonista de una de las polémicas del día al tocar con la mano dentro del área una ocasión azulgrana.

Acerbi, que tan solo ha marcado cinco goles en 116 partidos que ha jugado con el Inter, se vistió de delantero cuando el club nerazzurri daba todo por perdido. Ganó la posición a Araújo y aprovechó el centro de Dumfries para mandar a la red el empate italiano en el minuto 93. "Qué cansada es la vida de delantero", dijo el central.

Un nuevo capítulo para una vida con mucha historia. Además de convertirse en un indiscutible para Simone Inzaghi, con el que ya jugó una final de Champions en 2023 ante el City, ya sabe lo que es ganar un gran título. Levantó la Eurocopa de 2020 con Italia. Y no es el triunfo más crucial de su carrera, porque en lo extradeportivo venció la batalla más importante. En julio de 2013, cuando estaba en la cantera del AC Milan, fue operado de urgencia por un tumor de testículo. Se recuperó y recayó a los meses. Entre medias, un positivo en gonadotropina coriónica (hCG) debido a una sustancia que le producía el cáncer, por lo que fue inocente gracias a los contraanálisis.

Lejos de hundirse, Acerbi se hizo más fuerte. "El cáncer fue mi suerte. Doy gracias a dios por tenerlo. Un día comencé a gritar ¡sal de mi cuerpo!, pero, seguía haciendo mi vida habitual. Tardes, bebidas, salía hasta las 7.00 horas de la mañana", desveló en una entrevista en L'Ultimo Uomo. Una segunda oportunidad que supo aprovechar. "Me prometí a mí mismo, después de la enfermedad, no lamentarme más", confesó hace años. Se convirtió en un jugador importante para Sassuolo y Lazio, e incluso estuvo cerca de superar el récord de Javier Zanetti como jugador con más partidos jugados de forma consecutiva. 149 para el italiano frente a los 162 de la leyenda del Inter.

No alcanzará el nivel de mito que Zanetti tiene para la afición interista, pero con el gol que anotó este martes al Barça siempre tendrá un espacio en la memoria del club italiano. Más aún conociendo su historia de superación, donde también fue adicto al alcohol. "No me respetaba, no respetaba mi trabajo, ni a quienes me pagaban. A menudo llegaba al entrenamiento achispado, sin haberme recuperado de los efectos del alcohol. Físicamente me encontraba bien porque siempre he sido fuerte. Me valía con dormir un poco para rendir", explicó. De hecho, el jugador nacido en Vizzolo Predabissi, ahora con 37 años, es consciente de que si no hubiera tenido esta enfermedad no hubiera llegado a donde está.

"Sin la enfermedad habría acabado jugando en la Serie 'B' o, tal vez, me habría retirado. Por fortuna alguien de ahí arriba me amaba y me envió la enfermedad. Sin ella hubiera terminado muy mal. Nadie me hubiera salvado. Estoy satisfecho de la persona en la que me he convertido a pesar de todas mis deficiencias", admitió. Llegó a tener miedo hasta de su sombra, pero algo cambió en su cabeza. "Entonces empecé a pensar en las oportunidades que había desperdiciado", dijo en la entrevista citada. Y como tal, su vida giró. Ahora tiene otra segunda oportunidad para levantar su primera Champions League.

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