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Los límites del 'true crime' (II parte)

Félix Martín, fiscal de 'Si amanece', abre el Juzgado de Guardia para abordar la perversión del 'true crime'

La semana pasada, Félix Martín abrió el Juzgado de Guardia con una apasionada incursión sobre los límites del 'true crime'. El tema se le ocurrió por la aparición de determinadas noticias en relación a las decisiones adoptadas por editoriales o plataformas audiovisuales que, en el último momento, optaron por no publicar el libro sobre José Bretón o detener productos televisivos basados en crímenes reales por la forma de abordar los mismos.

A raíz del programa anterior, el fiscal de 'Si amanece' llegó a varias conclusiones: el interés por el 'true crime' (históricamente llamado 'sucesos') ha existido siempre; debemos huir de posicionamientos simplistas o ideas preconcebidas; el hecho de que te guste este género, no te convierte en morboso ni aprendiz de psicópata; y que, acercarnos desde la ficción a la realidad de un criminal inventado no genera riesgos, ya que el espectador se identifica con la víctima y con la justicia, mientras que si se identifica con el criminal es porque se quieren reflejar fallos del sistema.

Pero ¿qué sucede cuando el trabajo audiovisual se acerca a un crimen real? ¿Tiene que optarse por mostrar la visión de la víctima? ¿Dar voz al criminal supone legitimarle? ¿Escuchar su versión daña a sus víctimas?

Son todos estos debates los que propone abordar Félix Martín en el programa de esta semana. Pero antes, el fragmento de una serie que hoy es icónica: 'Narcos' (2015-2017).

Con tres temporadas y treinta episodios, la serie narra el auge y caída de Pablo Escobar y del cartel de Medellín, que dirigía en las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX. Con este, Escobar consolidó una de las organizaciones criminales más ricas y despiadadas en la historia de la delincuencia moderna. La serie narra en formato thriller aspectos tales como la influencia de Pablo Escobar en la política, su pulso con la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA), así como con otras organizaciones de narcotraficantes.

El fiscal reconoce que no ha visto 'Narcos' porque, cuando se estrenó, tuvo la sensación que banalizaba lo que había supuesto el narcotráfico para Colombia. De hecho, se lazó a preguntar a los miembros del equipo de 'Si amanece' si creen que, siendo colombianos, hubiesen tenido la misma opinión.

Es muy interesante, según el fiscal, que partamos de la tradición norteamericana. Estados Unidos, ahora corren malos tiempos, siempre fue un país que apostó por la libertad de expresión. Sus escritores y creadores han transitado por fronteras complicadas, arriesgadas y necesarias. Por ello, Félix Martín aboga por detenerse y debatir con madurez sobre obras literarias como 'A sangre fría', de Truman Capote. ¿Qué ha supuesto para la literatura y para la forma de abordar el crimen?

Esta obra constituye un cambio por un doble motivo: por un lado, por la forma tan cruda con la que se acerca al crimen al valorar la versión de los asesinos; y, por otro lado, da lugar a una de las mejores obras literarias del siglo XX.

El argumento de 'A sangre fría' supone un acercamiento por parte de Capote al aterrador crimen cometido por dos hombres hacia cuatro miembros de una familia en Kansas, el 15 de noviembre de 1959. Además, hay otros detalles importantes que Félix Martín opta por subrayar. El primero, el libro se publicó en 1965, seis años después de los hechos; además, para la realización de su novela, Capote llevó una exhaustiva investigación de los terribles hechos para la que realizó numerosas entrevistas, manteniendo incluso un estrecho contacto con los asesinos antes de ser ejecutados. Capote se entrevistó también con vecinos, policías, familiares. Recabó más de seis mil folios de información.

En lo que se refiere a aspectos concretos del libro, todo está pensado. En lo que respecta a la forma, 'A sangre fría' mezcla dos géneros: la ficción (Capote imagina los pensamientos de los asesinos) y el reportaje periodístico puro (transcribe los informes psiquiátricos de los acusados).

La novela está escrita como historias paralelas, la vida de las víctimas y la de los asesinos. La obra cuenta cómo fueron los hechos, cómo son las personalidades de los asesinos, su vida previa, la investigación del crimen, la detención de los acusados el juicio y la final ejecución de los autores. Capote asume una narración en tercera persona para contarlo y es sumamente fría.

Por lo que se refiere al fondo, la obra de Capote va mucho más allá que el suceso concreto. Toca muchos temas que generaron gran debate en Estados Unidos: el origen de la maldad, hasta qué punto vivencias en la infancia condicionan cómo somos en la edad adulta, la cárcel como castigo y no como instrumento de reinserción social, la pena de muerte como respuesta social violenta a la violencia. Esos debates eran necesarios en Estados Unidos entonces, y son necesarios ahora. Los creadores deben estimular estos debates.

¿'A sangre fría' se podría haber escrito hoy o su autor podría tener problemas para publicarlo?

Según el fiscal de 'Si amanece', es probable que no se pudiese escribir y, "esto no es bueno para la sociedad". Pero ¿se podría haber escrito si, por ejemplo, unos familiares directos de las víctimas se hubieran opuesto?

Una cosa es que no quepa el derecho de veto de un familiar y otro que, por deontología, el creador o la productora o la editorial no informe a los familiares de que hay un producto audiovisual y se ofrezca la posibilidad de visionarlo y de hacer alegaciones o comentarios.

¿Y si hay menores de por medio? Tenemos que ser especialmente sensibles, pero no solo cuando los menores son víctimas, también cuando son autores de delitos. Por ejemplo, el Código deontológico de RTVE afirma que cuando un menor sea protagonista de un delito, hay obligación de protegerlo, sea víctima, testigo o acusado. En el caso de un menor declarado culpable por un juez, se respetará escrupulosamente su derecho a la protección de su intimidad.

Otro tema es las entrevistas a menores relacionados con delitos. Los profesionales de RTVE se abstendrán, en este caso, de entrevistar o grabar a menores de edad sobre temas relacionados con actividades delictivas o encuadradas en el ámbito de la privacidad. Si se considerara imprescindible mostrar el punto de vista de un menor, será necesario distorsionar la voz y desfigurar la imagen para evitar su reconocimiento. Tampoco se revelará la identidad, la voz, la imagen ni cualquier dato que pueda identificar a un menor. La protección de su identidad exige no aportar imágenes ni datos de sus padres o familiares.

¿La calidad literaria o audiovisual puede ser el límite para permitir que una obra salga a la luz?

Un ejemplo que abrió el debate fue 'La vida es bella' (Roberto Benigni, 1999), la cual fue criticada por su uso del humor en relación con el Holocausto, argumentando que minimizaba la gravedad del sufrimiento; mientras que otros, han defendido que, precisamente su condición de obra maestra viene dada por la forma que la película tiene de afrontar el tema de manera creativa y conmovedora.

Otro punto a tener en cuenta es si el autor, criminal o escritor, aprovecha la obra para introducir su visión personal que se aparta de la oficial, así como si obtiene ganancias de una entrevista o el libro.

La ley dice expresamente que se considera intromisión ilegítima en los derechos al honor, intimidad y propia imagen de las víctimas cuestiones como la utilización del delito por el condenado para conseguir notoriedad pública; el uso del delito en sentencia penal firme para obtener provecho económico; o la divulgación de datos falsos sobre los hechos delictivos, cuando ello suponga el menoscabo de la dignidad de las víctimas.

¿Es, por tanto, legítimo que se pague a una víctima para obtener su testimonio? Legalmente no está prohibido; deontológicamente, el fiscal cree que es muy cuestionable. De hecho, en otros países, se pueden decomisar las ganancias, pese a no ser un asunto unánime.

El estado de Nueva York fue el primero que legisló en 1977 para impedir que se obtuviesen beneficios económicos mediante la venta de derechos de libros, películas o entrevistas sobre crímenes a sus asesinos. Así nacía la Ley Hijo de Sam (nombre del asesino), que bloqueaba las ganancias por posibles contratos con editoriales, derechos de imagen y acuerdo con los medios de comunicación. Esos beneficios se redirigirán a partir de entonces para compensar a las víctimas y sus familias.

Años después, en 1991, el Tribunal Superior de Estados Unidos declaró inconstitucional la versión original de la ley para un caso concreto al entender que violaba la Primera Enmienda de la Constitución, la que defiende la libertad de expresión.

En la actualidad, la ley Hijo de Sam sigue vigente en distintas versiones en la mayor parte de estados de EE. UU., pero han sufrido modificaciones para evitar el choque constitucional. Por ejemplo, se permite que criminales publiquen sus historias, pero se garantiza que las víctimas tengan prioridad sobre cualquier ganancia que obtengan.

Sin embargo, en Francia, Jacques Mesrine, un criminal con un amplio expediente delictivo y varias fugas de prisión generó un gran debate cuando decidió escribir un libro. El conflicto sobre si era ético y moral que un asesino se lucrase contando su historia modificó las leyes para permitir que las víctimas pudiesen reclamar una compensación.

En Alemania, la normativa prioriza la libertad de expresión protege, por lo que no prohíbe completamente que los criminales cuenten su historia, pero los beneficios económicos pueden ser reclamados por las víctimas a través de demandas civiles y el derecho a la reparación.

 

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