Matar como solo Israel sabe
Lo peor va a ser cuando acaben con todos y vacíen Gaza. A quién van a matar después
Matar como solo Israel sabe
Galicia
Ningún estado mata como Israel: qué constancia, qué afán, qué habilidad. Se nota que le gusta. Su presidente, sus ministros, sus ejércitos, sus espías, tienen algo de asesinos prodigio. Llevan el gusanillo de masacrar palestinos metido dentro. Acaban con ellos, apropiándose de lo que les pertenece, como si no costase esfuerzo, ni siquiera moral. Tampoco es que importe: ¿o es que vemos al mundo actuar para evitarlo? En parte los matan porque qué van a hacer, ¿no matarlos? ¿Dejarlos vivos en sus casas, en los hospitales, en las escuelas, al aire libre, como si fuesen seres humanos? No matar niños, mujeres, padres, abuelos, inocentes, sedientos y hambrientos, no debe de ser fácil. Aunque yo no sé si podría. Supongo que el secreto es crear la monotonía, el repiqueteo que ya no se escucha, las campanas que de tanto sonar no molestan. Matar cada día un puñado bueno acaba generando la sensación de que eso no es matar, o que matar es inocuo, neutro, absolutamente aburrido e indemostrable. Los cadáveres se vuelven numeritos, oes de humo de cigarro que se deshacen en el aire. Ochenta muertos un día, cien al siguiente, después veinte, luego cincuenta, sesenta, quince, cien otra vez, hasta que el exterminio sea una forma más de alimentar esta obsesión por contarlo todo que nos ha entrado: los pasos que damos, las horas que dormimos, las series que vemos. Lo peor va a ser cuando acaben con todos y vacíen Gaza. A quién van a matar después. Qué van contar, a qué van a jugar.