Un condón de casi 200 años de antigüedad con un grabado de una escena erótica se exhibe en el Rijksmuseum de Ámsterdam
El preservativo, probablemente hecho con intestino de oveja, muestra una estampa con una monja y tres clérigos y ofrece una rara mirada a la sexualidad del siglo XIX

Anónimo, Condón con grabado, 1830. Rijksmuseum/Kelly Schenk.

El Rijksmuseum de Ámsterdam ha sumado a su colección una pieza muy poco común: un condón de casi 200 años de antigüedad que lleva impresa una escena erótica. Se trata de un preservativo de alrededor de 1830, elaborado con el apéndice de una oveja, que muestra a una monja semidesnuda señalando a uno de tres clérigos con los genitales al descubierto. El grabado va acompañado de la frase en francés "Voilà mon choix" ("Aquí está mi elección").

Anónimo, Condón con grabado, 1830. Rijksmuseum/Kelly Schenk.

Anónimo, Condón con grabado, 1830. Rijksmuseum/Kelly Schenk.
La pieza se podrá ver desde este 3 de junio en la exposición temporal '¿Sexo seguro?', que explora la sexualidad y la prostitución en el siglo XIX a través de grabados, dibujos y fotografías de la época. La muestra estará abierta hasta finales de noviembre.
El Rijksmuseum considera que este objeto fue probablemente un recuerdo de un burdel de lujo en Francia, posiblemente en París. Solo se conocen dos condones similares, lo que lo convierte en una rareza.
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El condón fue adquirido en una subasta en Haarlem (ciudad a las afueras de Amterdám) por 1.000 euros. Según el museo, no hay evidencia de que haya sido usado: tras examinarlo con luz ultravioleta, sospechan que se conservó como objeto decorativo o de colección, más que como artículo práctico.

Anónimo, Condón con grabado, 1830. Rijksmuseum/Kelly Schenk

Anónimo, Condón con grabado, 1830. Rijksmuseum/Kelly Schenk
Antes de que se inventara el caucho vulcanizado en 1839 —que permitió fabricar condones más seguros—, estos se hacían con materiales como lino, vejigas de animales o membranas. Su eficacia para prevenir enfermedades como la sífilis o embarazos no deseados era limitada, y además eran mal vistos, especialmente por la Iglesia. Por eso, su venta era clandestina o limitada a burdeles y barberías, aunque algunos comercios de lujo ofrecían modelos personalizados.
Con esta incorporación, el Rijksmuseum busca dar visibilidad a temas poco representados en su colección. "El condón nos permite hablar de la salud sexual en el siglo XIX, de sus riesgos, tabúes y contradicciones. La búsqueda del placer se enfrentaba al miedo a las enfermedades y al juicio moral", explicó el museo en un comunicado.
El Rijksmuseum posee alrededor de 750.000 obras. Esta es la primera vez que incorpora un grabado impreso en un condón a su colección.




