No ser un genio
Creíamos que los mejores y más fuertes, los que sabían adaptarse, sobrevivían, como sostenía Darwin en su teoría de la evolución, y de pronto vemos que los peores también aguantan de maravilla
No ser un genio
Me atrevo a decir que Miguel Tellado no es un genio. Ni lo inmediatamente anterior a un genio. Ese mérito hay que reconocérselo. A cuenta de qué si no iba a destacar solo por sus insultos. Pues porque no da para más, supongo. Y yo eso lo respeto, vaya que sí. Digo que no parece que derroche inteligencia como un elogio, quiero recalcarlo. No es que abunden las personas a las que les va bien a pesar de sus cualidades. Quizás lo que más me admira de Tellado sea que nunca, ni por esas cosas del azar, lo pillas en un pensamiento brillante, lúcido, generoso, diciendo algo célebre, que te haga reflexionar o replantearte una posición, cualquiera, aunque sea la de meterte el dedo en la nariz. Me fascina también que no vea la necesidad de disimular que no es lo que es. Otro mérito. Al final va a ser un genio. No reniega de sus limitaciones. Como mucho, dirá algo tristemente célebre, en su línea. Si lo piensas con frialdad, en el mundo hay ya demasiada gente lista, audaz, instruida, capaz de mejorar los designios de los demás. Necesitamos, pues, individuos de contraste, que no estén a la altura. Cómo mides algo maravilloso, o profundo, o bello, si no es por comparación con algo espantoso, cafre o necio. Bienvenidas todas las contribuciones. Nadie sobra. El tiempo da inesperadas lecciones. Creíamos que los mejores y más fuertes, los que sabían adaptarse, sobrevivían, como sostenía Darwin en su teoría de la evolución, y de pronto vemos que los peores también aguantan de maravilla. En el fondo tenía razón Gómez de la Serna al decir que en la vida hay que ser un poco tonto, porque si no lo son solo los demás y no te dejan nada.