Abrió un restaurante de cocina catalana en Tokio y ganó dos estrellas Michelin, pero estuvo a punto de no ir: "Vino con una caja envuelta y cuando la abrió..."
La chef catalana Carme Ruscalleda ha explicado cómo decidió abrir el Sant Pau de Tokio
Abrió un restaurante de cocina catalana en Tokio y ganó dos estrellas Michelin, pero estuvo a punto de no ir: "Vino con una caja envuelta y cuando la abrió..."
Madrid
Hace ya más de 20 años que la chef Carme Ruscalleda decidió abrir un restaurante de cocina catalana en la capital de Japón, Tokio, un negocio que le valió dos estrellas Michelin y que la catalana, junto a su socio, el empresario Yuji Shimoyama, decidió cerrar en 2023 después de la pandemia y de haber conseguido dos estrellas Michelin. En el programa El primer Vuelo de Pedro Blanco, Ruscalleda ha hablado de cómo estuvo a punto de ni siquiera abrir este icónico restaurante que tantísimos años de éxitos le ha dado.
Cuando habla de Tokio, Ruscalleda lo siente como una ciudad "familiar, como si hubiera estado ahí toda la vida", un lugar que cambió su vida, en el que encontró "un abrazo profesional y una cantidad de descubrimientos y enseñanzas que cambiaron su forma de ver la cocina".
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Ruscalleda ha explicado que en "2003 empezaron las conversaciones", confesaba la catalana, que admitía que incluso le enviaron "cocineros japoneses para que vivieran esa cocina nuestra, que evidentemente es una cocina de vino, pan y aceite. Tres elementos totalmente exóticos para ellos", y que acabó con la apertura del Sant Pau en la primavera de 2004.
La perseverancia de Shimoyama
Pese a todo, la chef catalana ha explicado que en un principio les costó aceptar aquella oferta de Shimoyama, que le transmitió que le interesaba la forma de cocinar de Ruscalleda y esa manera de marcar los sabores, a lo que ella, lo primero que pensó fue: "Está loco", y dijo "taxativamente que no".
Lo que no sabía Ruscalleda en ese momento es que los japoneses no son tan claros a la hora de decir sí o no, e interpretaron que ella estaba haciendo lo mismo, por lo que Shimoyama fue perseverante y obtuvo el sí de la chef catalana después de dos intentos en los que la cocinera transmitió el no con todas las letras. A la tercera fue la vencida.
"La tercera vez traía una caja envuelta, comió y después, a la hora del café, abrió la caja y ¡wow!, sorpresa. Era la copia de nuestra casa: la cocina debajo, el comedor encima, pero su maqueta tenía un jardín encima del tejado. Nos dijo: 'Eso se está construyendo, yo tengo el alquiler, os invito a visitarlo juntos y veréis lo que os propongo'", relataba Ruscalleda.
La visita a la ciudad que lo decidió todo
En ese instante, a Ruscalleda y a su marido, Toni Balam, no les pareció mala idea y pensaron que, por lo menos, les serviría para "conocer Tokio", y lo aceptaron. Por lo que Shimoyama, con ese sí, ya sabía que el proyecto saldría adelante, explicaba la chef, ya que el empresario japonés sabía que "si pisaban esa ciudad, veían cómo trabajaban, los mercados, los espacios y ese respeto del público, tomarían conciencia de lo que proponían".
Así fue, y después de una semana en que Shimoyama les paseó por Tokio, les dijo directamente que podían hacer las cosas totalmente como ellos quisieran, por lo que solo quedó "buscar el talento y la ilusión para ir a trabajar a la otra punta del mundo." Y así empezó la historia del Sant Pau Tokio.
Primer vuelo a... Tokio