Lalo García: de migrante dos veces deportado a ganar una estrella Michelin
El chef trabajó una temporada recogiendo fruta y ha sufrido en carne propia los efectos de los pesticidas

El chef mexicano Eduardo García habla durante una entrevista este martes, en Ciudad de México (México). / Isaac Esquivel (EFE)

Ciudad de México
Cuando el chef mexicano Eduardo 'Lalo' García (Guanajuato, 1977) comenzó a trabajar como lavaplatos en Atlanta (EEUU) a los 16 años, nunca imaginó que ese sería el inicio de una carrera que lo llevaría a convertirse en uno de los cocineros más reconocidos de México y obtener una estrella Michelin con su restaurante Máximo.
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"Yo no me metí a trabajar a la cocina porque las estrellas. Yo me metí por necesidad, o sea yo jamás en mi vida pensé que eso es lo que a lo que me iba a dedicar el resto de mi vida", asegura García.
Tras migrar con su familia a EEUU a los 9 años, García trabajó una temporada recogiendo fruta y verdura en el campo y vivió en carne propia los efectos en la salud de los pesticidas y los agroquímicos que le afectaron la piel y provocaron que se le cayera el cabello, las mismos sustancias que causaron la muerte de su padre por cáncer gastrointestinal.
"Los trabajos que nadie más quiere hacer"
Por eso, le molesta el discurso actual que criminaliza la migración, cuando los mexicanos que cruzan la frontera con EEUU hacen "los trabajos que nadie más quiere hacer" y van a "mejorar la vida del norteamericano".
Al recordar su propia experiencia, García advierte que gran parte de la migración mexicana a EEUU ha sido "casi forzada", ya que los gobiernos no han hecho "lo suficiente" para que quienes viven del campo "tengan un sustento económico".

El chef mexicano Eduardo García prepara alimentos en la cocina del restaurante Máximo Bistrot, este martes. / Isaac Esquivel

El chef mexicano Eduardo García prepara alimentos en la cocina del restaurante Máximo Bistrot, este martes. / Isaac Esquivel
Al mismo tiempo, el cocinero señaló que en EEUU los migrantes son forzados a trabajar en condiciones muy malas. "Nos pagan barato, pero cuando ya no nos necesitan, vamos para fuera", expone.
Aunque García reconoce que el tratado de libre comercio con EEUU y Canadá ha traído beneficios para el país, también cree que ha provocado "una devastación del campo mexicano", al volver "muy baratas" las ganancias y "muy caro" el costo de sembrar y cultivar, a además de haber fomentado que muchos agricultores opten por ir a trabajar en el campo en EEUU.
Dos deportaciones
Tal fue el caso de su familia, señala García, al recordar que de niño pensaba "que jamás iba a regresar a México", y durante toda su infancia y adolescencia vivió con la mentalidad "de que México es un país donde no se puede avanzar".
Pero todo cambió en 2007, cuando fue deportado por segunda vez y se le prohibió regresar a EEUU, tras haber reincidido, pues ya había sido expulsado en 2000.
Tras esa vivencia, García se muestra "orgulloso de ser una persona que migró y que decidió, en algún momento después de ser deportado, ya no regresar" y desarrollarse en su país.
El 'sueño mexicano'
Ahora, tras alcanzar en junio su primera estrella Michelin con Máximo, un restaurante que fusiona la cocina mexicana con técnicas francesas y que desde 2015 se mantiene en la lista Latin America’s 50 Best Restaurants, García está convencido de que el "sueño mexicano" también existe.
"México es un país con oportunidades, sí existe el sueño mexicano. Yo conozco mucha gente que se ha regresado de EEUU y le va superbién aquí, pero lo más importante ni siquiera es tener dinero para comenzar, lo más importante es creer en ti", asegura.
En su equipo, García también ha sumado a otros mexicanos que han vuelto de EEUU con experiencia en la cocina, donde cree que hay una "oportunidad enorme" para crecer.
Apoyo a Save The Children
"Tengo un empleado que acaba de empezar a trabajar conmigo y que estuvo trabajando allá legalmente, pero del miedo por verse cómo se ve (…) no quería que le pasara lo que le estaba pasando a los que están metiendo a la cárcel por ser (de piel) café", relata García.
Para este chef mexicano, lo más valioso de los reconocimientos es el "trabajo en equipo", pues él "solo no lo hubiera podido lograr".
No obstante, su visión va mucho más allá de las estrellas y los premios. Como embajador de Save the Children, García organiza alrededor de 20 cenas al año y los beneficios van directo a la organización civil. De hecho, sueña con que "todos los restauranteros" hagan al menos una cena dedicada a la ONG, la cual le "tocó el corazón" tras haber sido un niño migrante.




