¿Por qué han desaparecido los manteles de los restaurantes? Un suceso histórico lo cambió todo

Madrid

Cada vez es más habitual sentarse en la mesa de un bar o de un restaurante y que esta no esté cubierta por un mantel. Especialmente a partir del año 2008, cuando la crisis económica que asoló a todo el mundo provocó que muchos establecimientos decidieran prescindir de este símbolo de la elegancia y la pulcritud para abaratar costes. Así lo ha explicado el periodista Carlos Cano, responsable del programa Gastro SER, en declaraciones a El Faro, donde ha explicado las razones detrás de una tendencia cada vez más común.

En primer lugar, el periodista gastronómico ha reconocido que es de los que prefieren un buen mantel que adorne la mesa en la que va a comer: "Yo prefiero que me pongan mantel, la verdad. Me parece más cómodo, más acogedor... me gusta". Sin embargo, reconoce que se está volviendo una rara avis: "Empecé a notar que estaban quitando los manteles hace bastantes años. Diría que a partir de la crisis del 2008, cuando ya muchos restaurantes quitaban los manteles. Me refiero a restaurantes buenos, y es verdad que se puede achacar un poquito a las modas y al hecho de diferenciarse, de ser un poco alternativo, de apartarte de la formalidad, pero en aquella época, pues también se hablaba un poco del presupuesto".

El coste de la lavandería

Principalmente porque, si no ponían un mantel sobre la mesa, tampoco tendrían que limpiarlo después: "Al final, lavar un montón de manteles es un gasto mensual para los restaurantes. Si se quitaban los manteles, pues se lo ahorraban. Entonces, todo esto empezó ya hace varios años e iba un poco por épocas". Pero, una vez superada esta crisis económica, los restaurantes decidieron mantener esta tendencia hasta nuestros días: "Ahora va por épocas. Depende mucho de cada restaurante, porque estamos en un momento en el que cada uno hace lo que le da la gana".

Mantel

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Algo que ha llevado a Carlos Cano a recordar una anécdota de lo más singular relacionada con estas cubiertas: "Había un restaurante, que era de Iván Sáez y se llamaba Desencaja, que me llamó mucho la atención porque tenía unos manteles preciosos y largos hasta el suelo. En fin, manteles que en esa época ya no se veían porque muchos restaurantes de ese nivel habían quitado los manteles". De ahí que decidiera preguntarle al chef acerca de esta decoración tan singular: "Oye, me llama la atención que tengas mantel y además estos tan bonitos y tan largos".

La excepción que confirma la regla

Y el chef le reconoció que fue una decisión de causa mayor: "Si no pongo manteles, mi padre me mata porque tiene una lavandería". De esta manera, el restaurante Desencaja se convirtió un poco en esa excepción porque, por aquel entonces, muchos restaurantes nuevos de los que querían proponer algo novedoso ya prescindían del mantel". Pero Carlos Cano no cree que los manteles hayan desaparecido únicamente por el tema económico.

Bajo su punto de vista, hay muchos otros factores que han influido en esta decisión cada vez más habitual: "Yo creo que en el fondo es más por distinguirse, por ser diferente. Todo esto de combatir contra el cambio de climático está muy bien, pero luego somos muy hipócritas. O sea, no pones mantel, pero estás trayendo carne del otro lado del mundo. La sostenibilidad es algo que o lo aplicas en todo, o si no, en realidad es postureo. De hecho, el periodista entiende que en restaurantes con estrella Michelin es una razón más estética que económica: "Para ellos, el gasto de lavar un mantel es perfectamente asumible. Yo creo que me parece más una forma de distinguirse y dar que hablar, de llamar la atención. No sé, me da la sensación de que la cosa va más por ahí".