Ciencia y tecnología

Descubren la primera mano completa del Paranthropus boisei: "Nuestro antepasado era fuerte como un gorila y hábil (casi) como un sapiens"

Tiene 1,5 millones de años y la han encontrado en la orilla oriental del lago Turkana, en Kenia. Reescribe la historia evolutiva de nuestras manos

Carrie Mongle y Meave Leakey discutiendo los nuevos fósiles de mano de Paranthropus boisei en la estación de investigación del Instituto de la Cuenca de Turkana en Ileret, Kenia. Crédito de la foto: Louise Leakey.

Al Paranthropus boisei lo han llamado "cascanueces" porque sus dientes, como piedras de molino, le hacían romper frutos secos o raíces con mucha facilidad. No era el más listo de nuestros antepasados -su cerebro era más pequeño que el de un chimpancé moderno- pero el boisei compensaba esa carencia con una musculatura bestial, un cráneo muy ancho y una cara plana muy característica.

Todo esto lo sabemos por los restos fósiles de este homínido que vivió en África hace entre 2,3 y 1 millón de años. Pero nunca habíamos visto sus manos.

Ahora, por primera vez, un equipo internacional de paleoantropólogos ha documentado "una mano completa atribuida de forma inequívoca a un Paranthropus boisei". Lo publican en Nature y la autora principal, Carrie Mongle - de la Universidad de Stony Brook, EEUU- creen que "ofrece una ventana sin precedentes sobre cómo evolucionó la habilidad manual en los homínidos". El descubrimiento obliga a replantear el papel de Paranthropus en la historia tecnológica humana. Aunque no se puede afirmar que fabricara herramientas de piedra de manera habitual, su mano muestra que "poseía la capacidad anatómica necesaria para hacerlo".

Los fósiles, conocidos como KNM-ER 101000, fueron encontrados durante las excavaciones de 2019 a 2021 en Koobi Fora, en la orilla oriental del lago Turkana (Kenia). Estaban en sedimentos datados en 1,52 millones de años y, por primera vez, incluyen "cráneo, dientes, huesos de las manos y de los pies" pertenecientes al mismo individuo, algo extremadamente raro en el registro fósil.

Una combinación inédita de fuerza y destreza

El análisis de Mongle, basado en análisis microtomográficos y comparaciones anatómicas con humanos, chimpancés, gorilas y otros fósiles de homínidos, muestra que este Paranthropus boisei tenía "una mano sorprendentemente moderna".

  • Pulgar largo y fuerte, similar al de los humanos modernos, con "inserciones musculares bien desarrolladas para poder hacer movimientos de oposición y agarre" similares a las de los gorilas.
  • Dedos gruesos y potentes: los huesos presentan "crestas marcadas para los músculos flexores", lo que indica una gran fuerza de prensión.
  • Muñeca parcialmente primitiva: conserva articulaciones curvas y orientaciones similares a las de los grandes simios, menos aptas para movimientos de precisión.
  • Quinto metacarpiano (el hueso del meñique) muy robusto, comparable al de los gorilas, lo que sugiere gran fuerza en la mano.
  • Indicadores de "manipulación manual intensa", como huellas de inserción de músculos que estabilizan el pulgar y la palma.

Estas características, dice el estudio, "apuntan a un homínido que podía tanto manipular objetos como ejercer fuerza al procesar vegetales duros o trepar árboles". Su pulgar le permitía "hacer "agarres de precisión", similares de los de los gorilas, pero también -y esto es la hipótesis principal del estudio- "cierta capacidad para manipular herramientas o alimentos", aunque sin llegar al nivel de destreza de Homo habilis o Homo erectus.

La primera mano de un Paranthropus

La relación entre esta especie y el uso de herramientas había sido motivo de intenso debate. Aunque Mary Leakey descubrió en 1959 el cráneo de P. boisei (el célebre “Zinjanthropus”) junto a herramientas de piedra, nunca se había encontrado una mano asociada directamente a esta especie. Esa falta de huesos había impedido saber si P. boisei realmente era fabricante o usuario de herramientas.

Los fósiles de KNM-ER 101000 resuelven parcialmente esa incógnita: esta mano pertenece indudablemente a un P. boisei, y certifican que compartía con el género Homo "rasgos manipulativos avanzados, además de adaptaciones al bipedismo y a la vida terrestre".

Un escenario de diversidad

El este de África, en la época en la que están datados estos fósiles, albergaba una notable diversidad de especies humanas: El Paranthropus boisei, el Homo habilis, el Homo rudolfensis y el Homo erectus compartían ecosistemas y quizá competían por recursos. Mientras los del género Homo desarrollaba un modo de vida más dependiente de las herramientas, el Paranthropus -algo más atrasado- parece haber seguido una vía evolutiva distinta, centrada en la fuerza física.

“Lo que vemos es una divergencia evolutiva: los Homo apostaron por la inteligencia tecnológica, mientras que Paranthropus se especializó en la potencia mecánica de su cuerpo y su mandíbula”, explica Mongle en declaraciones incluidas en el estudio.

Los investigadores proponen que el último ancestro común entre Homo y Paranthropus, hace más de dos millones de años, ya poseía una mano adaptada a agarres fuertes y versátiles. A partir de ahí, los humanos perfeccionaron los agarres de precisión necesarios para la talla de piedra, mientras que Paranthropus evolucionó hacia una morfología convergente con los gorilas, favoreciendo la manipulación vigorosa y el procesamiento manual de alimentos vegetales.

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación...