Más de la mitad de los adolescentes en España van a clase con menos de ocho horas de sueño

Los niños y los adolescentes cada vez duermen menos. Unas dos horas menos a la semana que hace apenas unas décadas. Unos cambios que están repercutiendo en su desarrollo educativo y en capacidad de gestión afectiva y emocional.

Según los datos que la plataforma de especialistas Alianza por el Sueño ha puesto sobre la mesa en la jornada "Sueño y aprendizaje: por unos horarios escolares saludables", el 52,4% de los adolescentes en España van a clase con menos de ocho horas de sueño. Además, cuatro de cada diez menores de entre 8 y 16 años no cumplen con las recomendaciones de horas de sueño de lunes a viernes, una realidad que se acentúa sobre todo entre los adolescentes, ya que más de la mitad de ellos duerme menos horas de las recomendadas.

Los niños y los adolescentes empiezan a descuidar las rutinas de sueño a partir de tercero de primaria hasta cuarto de la ESO. La situación se revierte el fin de semana cuando casi el 50% duerme más horas de las recomendadas. Esto, según los expertos, se conoce como jet lag escolar y provoca que uno de cada tres escolares pueda presentar síntomas de somnolencia diurna y un cansancio que les impide hacer sus actividades con normalidad. El pediatra y experto en sueño, Gonzalo Pin, lo tiene claro: "Si yo descanso poco, mi capacidad de mantener la atención, mi capacidad de retención, de memoria, va a disminuir y se va a deteriorar". Según Pin, este jet lag tarda cuatro días en mejorar, "de lunes a jueves y ya llega el fin de semana".

Esta falta de descanso en edades cruciales provoca, por un lado, que cada vez haya más casos de insomnio. La prevalencia de este trastorno es casi del 40% en adolescentes. Las pantallas tienen parte de culpa: quienes las usan antes de dormir tienen menos cantidad y calidad de sueño y más dificultad para conciliarlo. La Alianza por el Sueño ha constatado la existencia de un claro abuso en el consumo de pantallas: los menores las utilizan más de 3 horas al día entre semana y más de cinco horas diarias en fin de semana (superando, en ambos casos, la recomendación de un máximo de dos horas al día). Sin embargo, el pediatra Gonzalo Pin apunta a otras causas: "yo creo que hay un exceso de tareas y de responsabilidades, estamos trasladando un mundo de adultos a un mundo de niños y adolescentes".

Otra de las grandes consecuencias negativas de esta falta de descanso entre la población infantil y adolescente es el aumento del consumo de fármacos para conciliar el sueño. En un país a la cabeza en consumo mundial de este tipo de hipnosedantes, desde 1994 se ha documentado una tendencia al alza en su consumo entre los estudiantes de secundaria: casi un 20% declara haberlos consumido en algún momento de sus vidas.

Propuestas para unos horarios escolares saludables

Desde Alianza por el Sueño proponen un decálogo de medidas para mejorar el descanso y el rendimiento en el ámbito educativo de niños y adolescentes

• Organizar el inicio y final de la jornada escolar según el cronotipo mayoritario en cada etapa escolar. El retraso del reloj biológico comienza a partir de los 8 años y continúa hasta el final de la adolescencia.
• Establecer la organización de las clases en función de los ritmos naturales diarios de aprendizaje.
• Respetar el ciclo básico circadiano de actividad y reposo durante la vigilia. Esto se puede llevar a cabo introduciendo descansos de 3 a 10 minutos tras cada 45 minutos de actividad académica y pausas cortas tras la introducción de conceptos nuevos.
• Favorecer la realización de los ejercicios de evaluación en horario de media mañana y en los días centrales de la semana, evitando los lunes y los días tras festivos.
• Establecer unos horarios de alimentación adecuados al ritmo biológico de cada etapa educativa. Siempre antes de las 14:30h.
• Mantener espacios y tiempos para la siesta durante la etapa infantil al menos hasta los 3-4 años.
• Evitar el sedentarismo en el aula y promover actividades en grupo.
• Fomentar la actividad al aire libre con exposición a la luz solar antes de comenzar la jornada lectiva y en las horas centrales del día.
• Favorecer la actividad física dentro o fuera del centro escolar 2 o 3 veces por semana finalizando mínimo 2 horas antes de la hora prevista de sueño según la edad del niño. La actividad física (tanto reglada como no reglada) en hora adecuada se relaciona con la calidad del sueño.
• Introducir la educación en sueño y descanso desde las primeras etapas educativas involucrando a niños, jóvenes, padres y docentes. Así garantizamos que tanto los jóvenes, como los padres y la comunidad educativa tengan información suficiente sobre el cuidado del sueño, los ritmos biológicos y su importancia para el cuidado de la salud y el rendimiento escolar.