La triada oscura y su relación con la oxitocina
La conocida como la "hormona del amor" puede tener relación con el narcisismo, maquiabelismo y psicopatía

La triada oscura y su relación con la oxitocina
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Madrid
En el amor también entran en juego la ciencia, los genes, las hormonas... Y así lo ha explicado en A vivir la Ciencia Miguel Pita, investigador y profesor de Genética en la Universidad Autónoma de Madrid, quien ha publicado un libro sobre el amor desde la perspectiva científica, llamado El cerebro enamorado: viaje biológico del sexo al divorcio.
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La triada oscura son los genes que expresan las patologías del narcisismo, el maquiabelismo y la psicopatía. La oxitocina, por otra parte, es una hormona conocida por ser la "hormona del amor", ya que, por ejemplo, si una persona tiene en el cerebro más receptores de oxitocina es mucho más probable que su relación amorosa sea mucho más duradera y transicione correctamente de esa locura del inicio de un romance al amor maduro.
Esta hormona también tiene que ver con la fidelidad de las personas en sus relaciones de pareja y, aunque pueda no parecerlo, a veces está relacionada con la triada oscura. Por la parte de la oxitocina, sus receptores no solo se llenan en el cerebro durante el amor, en pequeñas dosis también pueden llenarse con un abrazo y hay un pico durante el parto que es esencial para formar lazos entre la madre y el bebé, entre otras cosas.
Pero, ¿qué relación hay entre las tres patologías de la triada y el enamoramiento? En la triada oscura, por ejemplo, hay muy baja empatía, lo que significa que no se disfruta del contacto con otras personas y esto tiene como consecuencia que la oxitocina no fluya por el cuerpo de esa persona o no llegue a su cerebro, porque no le interesa recibir ese abrazo.
En el caso de los psicópatas, concretamente, lo que les ocurre es que no sienten placer donde el resto de personas sí lo sienten, que es en el contacto humano a cualquier escala. Y los narcisistas se enamoran de ellos mismos, por lo que tampoco reclaman ese contacto ajeno que hace que entre en juego la oxitocina.
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