Cristóbal Colón: el misterio está en su vida
El hecho más anómalo y debatido en torno a Colón es la incertidumbre sobre su origen, su verdadera identidad y si realmente conocía de antemano el destino de su travesía en busca de nuevas tierras.

Los misterios de Cristóbal Colón
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Aunque la opinión predominante lo sitúa como Cristóforo Colombo nacido en Génova (Italia) alrededor de 1451, esta certeza no es total. Existen documentos o información que algunos autores plantean como manipulada, generando múltiples hipótesis que sugieren que pudo ser judío, catalán, gallego, polaco o portugués. Un aspecto llamativo es su forma de expresarse. Se le daba francamente mal intentar escribir algo en italiano (su supuesta lengua materna).
Algunas teorías sostienen que Colón estuvo involucrado en actividades corsarias antes de su expedición a América, atacando posesiones de la familia de Fernando de Aragón,
Su gran proyecto se basó en una premisa errónea que, paradójicamente, lo llevó al éxito. Colón sostuvo que se podía alcanzar el Extremo Oriente ("Las Indias") navegando hacia el Oeste. Sin embargo, su hipótesis se basaba en cálculos alternativos (y erróneos) sobre el tamaño de la esfera terrestre, asumiendo que era más pequeña de lo que realmente es.
Además, Colón estaba convencido de que sus habilidades en navegación, astronomía y geografía le habían sido otorgadas por Dios para llevar a cabo su empresa. Relató haber escuchado un "mensaje divino" en una pequeña carabela durante su tercer viaje, que le decía: "¡Ánimo, no pierdas la confianza y no temas nada!” Los mensajes de estas voces celestiales, que volvió a escuchar en otras ocasiones, quedaron recogidos en el Libro de las profecías, en el que el Almirante interpretaba sus propias hazañas en clave religiosa.
Fue protagonista de varios fenómenos inusuales como el ocurrido el 15 de septiembre de 1492, cuando se reportó la caída de un "maravilloso ramo de fuego" que parecía descender del cielo hacia el mar, a varias leguas de distancia. O el 9 de enero de 1493, cuando Colón describió haber visto tres sirenas que emergieron del agua, afirmando que no eran tan hermosas como se pintan. Todo indica que fueron manatíes, y es la primera vez que se describen.
En su cuarto y último viaje, varado en Jamaica, Colón protagonizó un episodio que muchos califican de hábil manipulación psicológica. En 1503, sus dos últimas naves quedaron inutilizables en esta isla caribeña. Tras más de un año varados y sin ayuda de La Española, los indígenas dejaron de suministrarles provisiones y preparaban una insurrección. Sabiendo, gracias a sus tablas astronómicas, que se produciría un eclipse lunar total el 29 de febrero de 1504, Colón reunió a los jefes indígenas y les dijo que su dios estaba molesto por su falta de ayuda y, como señal de castigo, haría que la Luna se pusiera "furiosa y roja". Cuando el eclipse terminó, aceptaron reanudar el suministro de alimentos. Su conocimiento científico le permitió simular una profecía divina y asegurar la supervivencia de su tripulación.




