La increíble historia de Francisco de Cuéllar, el capitán español que sobrevivió a todo tipo de penurias: "No puede ser que tuviera tanta suerte"

Madrid

En este nuevo episodio de SER Historia nos trasladamos a los bravos mares del siglo XVI para conocer, de la mano del escritor Jesús Callejo, a uno de los capitanes sobrevivientes en la incursión de la Armada invencible española que buscaba evitar el apoyo del reino inglés a los países protestantes.

Este curioso sujeto lleva por nombre Francisco de Cuéllar y consiguió sobrevivir a las brutales tormentas y a la matanza inglesa, pero sin evitar todo tipo de penurias en su viaje. Bautizado como "el pupas" por Callejo, el capitán de Cuéllar protagonizará este "cronovisor".

Naufragio en las costas irlandesas

Las costas de Irlanda, concretamente la playa de Streedagh, es el escenario de la caída de la "Gran armada" española, que tras escapar muy debilitada de la desastrosa batalla de Gravelinas, sufre una fuerte tormenta que provoca el naufragio de varias naves, entre ellas el Avia, capitaneada por Francisco de Cuéllar.

Solo fue necesaria una hora para despedazar todos los barcos del ejército español y mandar al agua a todos sus tripulantes. Fueron más de mil los ahogados, entre ellos varios capitanes, pero, sorprendentemente y sin tener conocimiento alguno de nado, de Cuéllar consiguió alcanzar tierra firme para salvar su vida.

Esto trajo solo tranquilidad momentánea para el capitán español, ya que minutos después de haber alcanzado la costa irlandesa, los habitantes del lugar que el militar español denominaba como "salvajes irlandeses" lo despojaron de toda su ropa y le sustrajeron todos los preciados bienes que traía el capitán consigo.

En busca de un lugar seguro

Rodeado de los cadáveres de sus más de 400 compañeros, Francisco de Cuéllar es ayudado por un grupo de irlandeses que le indican cómo llegar a un lugar seguro, aunque esta idea de seguridad acabó siendo un tanto relativa, ya que al llegar a esas chozas de paja tras varios kilómetros de cojera, lo primero que hicieron los locales de ese refugio fue terminar de robarle lo poco que le quedaba, aunque al menos le dieron una especie de bálsamo o ungüento para tratar sus heridas.

Más tarde, le mostraron el camino hacia el castillo de uno de los poderosos nobles gaélicos, que estaba ofreciendo refugio para las tropas españolas. Este camino lo realizó acompañado de otros compañeros que se iba encontrando, manteniendo su dolosa cojera y con miedo de encontrarse a las tropas inglesas, que no dudarían en atacar a cualquier soldado español para darle muerte.

Un pequeño golpe de suerte

A pesar de todas estas pesadumbres, el capitán Francisco de Cuéllar también tenía algún golpe de suerte. Justamente, tras llegar a este castillo y refugiarse junto a otros 70 refugiados españoles, llegó un aviso epistolar que anunciaba la llegada de una unidad de rescate protagonizada por el galeón Girona.

Esta aparente gran noticia no terminó de alegrar mucho al capitán español, ya que debido a su todavía débil estado de salud no pudo embarcarse en esta unidad de rescate.

Pero sorprendentemente, esta mala noticia se acabó convirtiendo en un gran golpe de suerte. Resulta que, tras recoger a las tropas españolas, el galeón Girona se vio afectado por otra de las fuertes tormentas habituales en la zona y terminó hundiéndose, falleciendo también toda su tripulación y pasajeros.