Ignacio Morgado, catedrático de psicobiología, sobre el misterio sin resolver de la conciencia: "Es un estado de la mente"

La ciencia y la filosofía llevan siglos tratando de encontrar la respuesta a qué es la conciencia y todavía no han logrado resolverlo. No existe una definición científica única y se desconoce cómo surge y dónde está, si es que ocupa espacio físico, en el cerebro. Para adentrarnos en uno de los misterios sin resolver más recurrentes de la mente humana, Javier del Pino ha charlado con el neurocientífico Ignacio Morgado, que lleva toda su vida estudiando la consciencia, el estado de la mente que ahora la Inteligencia Artificial podría ser capaz de reproducir.

"Seguimos sin conocerla, sobre todo la naturaleza íntima de la conciencia. Lo que sí sabemos es que es un estado de la mente, ese estado que perdemos cuando nos anestesian en un quirófano o simplemente cuando cada día dormimos sin soñar", explica Morgado. Pero eso que percibimos como algo "mágico que va más allá de nosotros mismos" sigue siendo difícil de definir.

Muchos han tratado de ubicar la conciencia en alguna parte del cerebro. Hay una discusión considerable entre la comunidad neurocientífica sobre si está en la parte posterior del cerebro y, por lo tanto, compartimos la consciencia con la mayoría de los animales, o bien está en los lóbulos frontales, que son los que más ha crecido durante la evolución humana.

Ignacio Morgado, sin embargo, asegura que la obsesión con posicionarla en una zona del cerebro no tiene sentido. "Las funciones no se ubican. Cuando una rueda se mueve, no puedes decir que el movimiento esté en la rueda. El movimiento no está en ningún sitio, es algo que hace la rueda", señala, recordando que la conciencia es una función de la mente humana. En ese sentido, el químico, bioquímico y divulgador Pere Estupinyà sostiene que es algo parecido a la digestión. "¿Dónde está la digestión? ¿En el estómago o en las células? Son partes que son necesarias, pero simplemente ocurre", reitera.

Al contrario de la percepción visual, auditiva o el lenguaje —que son capacidades que sí se pueden ubicar en el cerebro—, en el caso de la conciencia interesa cómo el cerebro genera esa función. "Lo curioso es que sabemos perfectamente, por casos clínicos, que la corteza prefrontal del cerebro no interviene directamente en el fondo básico de la consciencia. Puede estar perfectamente bien la corteza prefrontal y el individuo puede tener grados importantes de inconsciencia", apunta.