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Blasco Ibáñez: el escritor mejor pagado de España

El valenciano Vicente Blasco Ibáñez fue uno de los escritores más leídos en todo el mundo durante el siglo XX. Probablemente, junto a Cervantes, sea el escritor español más traducido y de mayor fama internacional de la historia

Blasco Ibáñez, el eterno viajero

Blasco Ibáñez, el eterno viajero

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Fue mucho más que un escritor: periodista, político, aventurero y un hombre con un espíritu tan indómito que parece salido de sus propias novelas. Se convirtió en ídolo de muchedumbres y en millonario.

Sin descontar sus primeras novelas, de corte naturalista y más local, el enorme éxito le llegó cuando adoptó técnicas propias del best seller, multiplicando sus ventas, dando el gran salto hacia los públicos de todo el mundo y rematando esta operación gracias al interés de Hollywood, que adaptó al cine mudo y sonoro —con Rodolfo Valentino como protagonista— novelas como Sangre y arena (1908) y Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916).

Fue un escritor prolífico y con personalidad proteica, siempre con un toque visionario. Fundador de partidos políticos y orador persuasivo, fundó el diario El Pueblo en Valencia, desde donde atacaba sin piedad a la monarquía, a la Iglesia, defendía el republicanismo y la educación laica. Fue diputado en Cortes y llegó a estar encarcelado varias veces por sus escritos incendiarios y sus discursos. Lejos de conformarse con la vida tranquila de un escritor, Blasco Ibáñez fue un viajero incansable. Recorrió América del Sur, vivió en Argentina —donde fundó dos colonias agrícolas— y terminó estableciéndose en la Costa Azul francesa, donde construyó su villa Fontana Rosa.

Su popularidad en España tuvo un repunte cuando se adaptaron a la televisión, entre los años setenta y el comienzo de este siglo, novelas suyas como La barraca (1898), Cañas y barro (1902), Entre naranjos (1900) y Arroz y tartana (1894). Blasco Ibáñez, en 1922, declaró lo siguiente a un periodista:

Hace dos años y medio me avergonzaba de mis fabulosas ganancias.Hoy ya no; las encuentro naturales y quiero aumentarlas. Los dosescritores que ganamos más dinero en el mundo somos RudyardKiplingy yo; es decir, no. Hay un tercero: Wells.Sí, somos tres losescritores que ganamos más en el mundo. Tengo más de un millón dedólares. Cobro setecientos por un cuento corto. Las empresas editorialesde los Estados Unidos me cablegrafían pidiéndome artículosconstantemente, sobre tal o cual tema. Y así hago esta vida mezclada depríncipe y esclavo: príncipe, por mis automóviles, por mis jardines en laCosta Azul, por mis relaciones internacionales constantes con loshuéspedes de París, Montecarlo y Nueva York; de esclavo, porque sigotrabajando de doce a catorce horas diarias, escribiendo novelas odictando pequeñeces a mis secretarios”.

Murió en 1928 en Menton (Francia), pero su cuerpo fue trasladado a Valencia en 1933. Más de 200.000 personas acudieron a su entierro.

 

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