Jennifer Lawrence: "Me preocupa que se use a las estrellas como 'clickbait' mientras gente está siendo deportada ilegalmente"
La actriz regresa con su papel más arriesgado y extremo, el de una madre sumida en una bestial depresión posparto, en 'Die my love', la nueva película de la escocesa Lynne Ramsay
Jennifer Lawrence, durante la alfombra roja del Festival de Roma. para presentar 'Die my love' (Photo by Vittorio Zunino Celotto/Getty Images) / Vittorio Zunino Celotto
San Sebastián
En solo cinco años Jennifer Lawrence (Kentucky, 1990) pasó de ser una actriz prácticamente desconocida que se acababa de mudar a Los Ángeles a convertirse en la mayor estrella de su generación, en el símbolo de un nuevo Hollywood. La joven intérprete fue entonces la gran obsesión de Internet por su aparente naturalidad, sus divertidas entrevistas y su capacidad de generar contenido para un público millennial, quizás también Z, que ya vivía en las redes sociales y seguía al minuto cada aparición de sus ídolos. Jennifer Lawrence estaba literalmente en todos lados y todo el mundo creía conocerla. Era la chica talentosa y alocada en cada fiesta, cada alfombra roja, cada gala de premios, en todas las portadas de las revistas, hasta de juerga con sus amigas... En esos cinco años le dio tiempo a recibir su primera nominación al Oscar por ‘Winter’s bone’, a protagonizar cuatro películas de la saga ‘Los juegos del hambre’ y participar en tres producciones de ‘X-Men’ -lo que la colocó como una de las actrices mejor pagadas y más taquilleras-, y a rodar sus tres colaboraciones con David O. Russell, ‘El lado bueno de las cosas’, ‘La gran estafa americana’ y ‘Joy’. Por la primera ganó el Oscar en 2013 y por las otras dos sería también candidato a los premios de la Academia.
Con 25 años, cuatro nominaciones al Oscar y miles de vídeos en redes sociales, Lawrence estaba saturada de sí misma y empezó a sentir que el público también se había cansado de ella. Esa exposición la llevó a dar un paso atrás y dosificar sus proyectos, algunos muy criticados como ‘Passengers’ y ‘Gorrión rojo’, y otros, como ‘Mother!’ de Darren Aronofsky, aventuraban un cambio de rumbo, o al menos, la intención de acercarse a otro tipo de cine. “Me siento afortunada por haber trabajado duro de joven y por haber tenido tantas oportunidades increíbles cuando tenía veinte años que ahora siento que puedo disfrutar del proceso artístico. No tengo que forjar una reputación e intentar crear cierta filmografía y juntarlo con otros proyectos, sobre todo porque tengo hijos y no quiero estar tanto tiempo fuera de casa. Eso me ha obligado a concentrarme en lo que realmente me atrae y en lo que vale la pena para salir de casa”, dice Lawrence en conversación con la Cadena SER sobre esta nueva etapa en su carrera tras un parón de varios años en los que ha tenido dos hijos, ha reducido su presencia mediática y también ha fundado su propia productora.
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Tras participar en estos últimos años en ‘No mires arriba’, la sátira llena de estrellas de Adam Mckay, y protagonizar las dos primeras película de ficción de su productora, el drama ‘Causeway’ para Apple TV y la comedia gamberra ‘Sin malos rollos’, la actriz vuelve a la primera línea con ‘Die my love’, uno de sus papeles más extremos, una salvaje aproximación a la depresión posparto que rodó embarazada de su segundo hijo. “Ser madre expandió todo mi corazón, nunca pensé que podría sentir tanto amor y a la vez tanto miedo y sacrificio con esa recompensa que conlleva ser madre. Para un actriz que trabaja con las emociones, el ser madre me ha dado mucho para trabajar en ese pozo de emociones que es la interpretación. La experiencia de ser madre e interpretar a una madre así en la película, por el contraste entre lo que yo haría y lo que ella hace, fue interesante y divertido”, confiesa.
Fue Martin Scorsese, quien también produce la película junto a la actriz, el que le sugirió adaptar el libro de la escritora argentina Ariana Harwicz. La novela, publicada originalmente en 2012, forma parte de la llamada ‘Trilogía de la pasión’ que editó años después Anagrama, un recorrido visceral por la maternidad, la violencia y la pulsión de muerte que rompe con muchos de los estereotipos femeninos. “El libro de Ariana Harwicz es un poema, todo está contado a través del monólogo interior de esa mujer, es muy difícil convertir la poesía en una película, por eso sabía que Lynne Ramsay sería la única que podría hacerlo”, explica la actriz de cómo se asoció con la directora escocesa, autora de títulos como ‘Tenemos que hablar de Kevin’, ‘Movern Callar’ o ‘Ratcatcher’, película de la que Lawrence es fan. “Lo que ha cambiado es que hemos empezado a ver a las madres como seres humanos. Trabajar y criar hijos es extremadamente agotador, es un trabajo muy duro. Y el proceso del parto y el posparto le hacen tanto daño al cuerpo y a la mente que ya no tenemos que fingir que es fácil. Ya forma parte del diálogo, ahora sabes que puedes decir que lo estás pasando mal y eso no significa que seas una mala madre”, añade.
Tiene todo el sentido que ‘Die my love’ sea una película que firme Lynne Ramsay por su capacidad de adentrarse en lo animal, en los instintos más oscuros del ser humano, desde una visión poética y a la vez descarnada. En este caso Jennifer Lawrence interpreta a una mujer en la treintena que vive en el campo, aislada prácticamente del mundo exterior, y que entra en un estado de psicosis y enajenación tras dar a luz. Es una madre con una depresión posparto a lo bestia, con pensamientos intrusivos y fantasías macabras, que entra en una espiral autodestructiva mientras nadie parece entender qué le pasa. Ni su marido, al que da vida Robert Pattinson, que trabaja fuera de casa y se queja de lo sucio y desordenado que está todo, ni su suegra, carismática como siempre Sissy Spacek, ni su suegro enfermo, interpretado Nick Nolte. La depresión es el tema central de una película que mete al espectador en los altibajos de una mujer enferma, en su dolor, su rabia, su confusión, pero también en sus momentos más lúcidos, dando la oportunidad a Jennifer Lawrence de mostrar, una vez más, que los personajes impulsivos, carismáticos y con carácter son los que mejor consigue dibujar. “El arte desafía a la sociedad a rechazar las normas, a cuestionar las cosas. Es parte intrínseca de ser artista el desafiar el status quo”, defiende la actriz de este personaje tan extremo en lo físico y lo psicológico.
Jennifer Lawrence, estrella de la teletienda
La directora indaga en los aspectos más oscuros de la mente humana gracias al trabajo de la actriz, pero también a los flashbacks llenos de recuerdos y visiones, a la luz y los movimientos de cámara, a veces atropellados e incoherentes como la propia psique, y a la banda sonora. Los elementos poéticos de Ramsey, que ya utilizó en ‘Tenemos que hablar de Kevin’, filme sobre la maternidad y la maldad, contrastan con las acciones del personaje de Lawrence. De ahí esos planos de la naturaleza y de los animales para insistir en el lado salvaje de una mujer, que no es que no quiera ser madre, es que la maternidad ha desatado en ella la tensión entre lo animal y lo humano, una tensión que desemboca en una crisis de identidad que le hace preguntarse quién es como madre, como esposa, como mujer con deseo sexual y como artista incapaz de volver a escribir. Una crisis que le dificulta mantener la cordura, que la atrapa en esa casa de campo donde se siente asfixiada y donde fantasea con dar rienda suelta a sus instintos más primarios. “Siento que hay una especie de relajación y más libertad a la hora de retratar el sexo en pantalla. En una película como esta se ve la desconexión de su marido y en ella está ese deseo de atención, afecto y emoción. Es una parte tan arraigada de su anhelo que la historia no podría existir sin mostrar esa parte de su matrimonio”, añade sobre cómo fue rodar las escenas sexuales en las que los protagonistas, dice la actriz, son como tigres buscándose y atacándose.
“Creo que hay un lenguaje diferente para los hombres y para las mujeres, para lo que hacen los actores y las actrices, pero desde luego no me ofende que me llamen valiente”, responde entre risas Jennifer Lawerence cuando se le pregunta por el doble rasero que existe aún a la hora de calificar este tipo de papeles tan arriesgados. La actriz, que ya figura en la conversación para los Oscar y que ha hecho una gran campaña de promoción, también ha vuelto a posicionarse en muchos temas de actualidad y a expresar su compromiso con, por ejemplo, el feminismo. “Desde que a las mujeres se les ha permitido sentarse en la mesa y se les ha permitido estar al frente, se están abriendo más puertas, el mundo creativo se está expandiendo y tenemos más contenido. Las mujeres tenemos una experiencia de vida diferente. Esta es una película hecha por mujeres y escrita y dirigida por una mujer, tenemos nuestras experiencias, compartidas y diferentes, y también nuestros escondites emocionales con los que trabajar y superarnos. El MeToo supuso un cambio. Indudablemente queda mucho y se necesitan muchos más cambios. Sigue existiendo una brecha salarial significativa, pero creo que el movimiento Me Too cambió el mundo. Durante mucho tiempo la sociedad y las mujeres habían normalizado cosas que simplemente no son normales. Y no solo es una cuestión de trato, por la forma en que esperamos que nos traten, también con que el mundo se está abriendo para que podamos contar nuestras historias”, declara.
Jennifer Lawrence durante el pasado Festival de Cannes . (Photo by JB Lacroix/FilmMagic) / JB Lacroix
Su regreso a la primera línea mediática también ha coincidido con el segundo mandato de Donald Trump en EEUU y con un ambiente muy crispado por asuntos como la inmigración o el genocidio en Gaza. Ella fue una de las actrices más combativas durante la primera presidencia del magnate pero ahora, dice, ha hecho una reflexión más profunda sobre qué debe manifestar en público y cómo eso puede influir. En la rueda de prensa del Premio Donostia en el pasado Festival de San Sebastián, la actriz, después de varias preguntas, acabó dejando un titular contundente. “Lo que está pasando en Gaza es un genocidio y es inaceptable. Hemos normalizado que la política no tenga integridad, que mientan y no haya empatía”, dijo ante los asistentes, y horas más tarde, durante esta entrevista, mostraba sus dudas sobre el alcance de este posicionamiento. “Es difícil y da miedo hablar de cualquier cosa, no solo a nivel personal porque alguien se vaya a enfadar o porque alguien se sienta herido, sino que creo, y es lo más importante, hay mucha distracción de lo que está sucediendo en el mundo, de los problemas reales de la gente, y se utiliza a las celebridades como clickbait. Alguien pone un titular de algo que ha dicho un actor porque va a conseguir más clicks cuando en realidad hay muchas más cosas importantes que requieren la atención del público. Y desde ese punto de vista, da miedo, yo llevo mucho tiempo en el ojo público. Y la verdad es que no me inmuto mucho cuando la gente dice cosas negativas sobre mí, pero lo que sí me preocupa es que estamos hablando de una frase que Angelina Jolie o yo dijimos, y es en lo que todo el mundo está haciendo click, y no en personas que están siendo deportadas ilegalmente”.
Además de sus declaraciones públicas, en estos años Jennifer Lawrence también ha demostrado su compromiso como productora financiando dos proyectos sobre los derechos de las mujeres. En ‘Bread and roses’, la directora Sahra Mani cuenta cómo es la situación de las mujeres afganas tras la vuelta del régimen talibán, y en el documental ‘Zurawski v Texas’ se denuncia el retroceso en EEUU con el aborto y cómo algunos estados ponen en peligro la salud de las mujeres. La actriz tiene ganas de seguir apoyando y financiando este tipo de producciones. "He descubierto que me interesa mucho la parte histórica, lo cual creo que tiene sentido con lo que están pasando en EEUU ahora mismo. La única bola de cristal que puedes mirar cuando tienes miedo y no sabes lo que va a pasar, cómo va a terminar todo esto, es la historia. Después de dar a luz a mi segundo hijo, me enamoré por completo de Sam Adams y de un libro llamado ‘The Revolutionary’, de Stacy Schiff, y por eso estoy desarrollando una película sobre el Boston Tea Party (el conocido como Motín del Té). Es fascinante y alentador recordar de qué estamos hechos, qué es lo que realmente nos unió”, cuenta.
Por ahora su siguiente proyecto, al menos anunciado, es protagonizar la próxima película de Martin Scorsese. “Me alegro mucho por Marty”, bromea cuando se le pregunta si rodar con el maestro era una de sus grandes aspiraciones. “Decir que es un sueño hecho realidad es quedarse corto. Cada vez que mi equipo me habla de ese proyecto, ya sea sobre la agenda o cualquier otra cosa, no dejo de decir que lo creeré cuando esté en el set recibiendo una orden de Martin Scorsese. Ahí puede que me lo crea, me parece irreal. Siento que me despertaré en algún momento y me dirán, idiota ¿Cómo pudiste pensar que eso iba a suceder? Fue solo un sueño, despierta”, concluye sobre este proyecto, la adaptación de ‘What Happens At Night’, que rodará junto a Leonardo DiCaprio la próxima primavera.
José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El...Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes sociales del programa. Los Goya, los Feroz, el Festival de Cannes, Venecia, San Sebastián y Málaga son paradas obligadas durante la temporada audiovisual.